El caos más allá de la guerra
| 13 de Diciembre de 2016 | 02:27

Sin ahondar en el origen del enfrentamiento histórico entre Palestina e Israel, “Fauda” -caos en árabe- aborda el conflicto desde un costado humano y neutral, en el que el caos no tiene cuartel porque está ahí, a punto de estallar todo el tiempo, a ambos lados de la frontera.
Habilitada recientemente para los usuarios de Netflix, se trata de una serie de la productora israelí YES satellite TV a la que muchos consideran mejor, incluso, que “Hatufim”, el thriller que la tevé estadounidense compró para adaptar su exitosa “Homeland”.
Escrita en conjunto entre Avi Issacharoff -un periodista israelí especializado en el conflicto que pasa más tiempo en Cisjordania que en Tel Aviv- y el experimentado actor Lior Raz -protagonista de la producción-, la serie relata una cadena de caóticos eventos que se desata cuando un agente israelí vuelve a la acción para dar caza a un activista palestino al que daba por muerto.
En esta persecución no hay buenos ni malos porque todos -en cualquier parte del mundo- somos un poco de todo, en definitiva. Las colaboraciones entre los servicios de inteligencia de ambas partes, según las conveniencias, dan parte de ello. Los planes de acción sin importar los daños colaterales, también.
Según Issacharoff, el éxito de la serie se basa en su “trama interesante con atractivos personajes y relatos humanos”.
Abu Ahmad, apodado “El Pantera”, es un buscado terrorista palestino, protegido por Hamas, que de día organiza un atentado masivo en contra de los judíos y que, de noche, en soledad, llora la ausencia de su familia. Mientras se revelan las motivaciones personales que lo llevan a tener esa vida a oscuras, huyendo de sótano en sótano, pero con el honor de un shahid .
El significado que para los palestinos tiene la palabra “mártir” queda de manifiesto en estos atrapantes capítulos, en los que el espectador se llevará un completo panorama de una cultura a la que se suele conocer desde el prejuicio.
Del otro lado está Doron: un agente del servicio secreto israelí que vuelve del retiro para matar a su archienemigo, llegando a infiltrarse en su núcleo duro, y alejándose, al mismo tiempo, de su mujer, con quien se mantiene a raya desde que decidiera dejar de hacer lo que es.
Lejos de intentar bajar línea sobre una u otra ideología, la serie se hace fuerte al mostrar los costos personales que cada líder de cada bando está dispuesto a pagar con tal de vencer, con acciones que tendrán reacciones manchadas con sangre.
“Pensaba que recibiría muchas críticas por esto, pero ha ocurrido lo contrario”, explicó Issacharoff, en su momento, destacando una de las fortalezas de su criatura: un abordaje sensible en medio de la guerra.
En doce capítulos de poco más de media hora, la serie incluye en su elenco actores tanto israelíes como palestinos, en una muestra más de su equilibrado relato, una característica que, según el creador, es algo que le alaban en sus viajes a Cisjordania.
Rodada en hebreo, pero con gran cantidad de diálogos en árabe, la versión habilitada en Netflix se puede escuchar además en inglés, español e italiano. Pero su reproducción en sus idiomas originales es un soplo de aire fresco frente al avance de las producciones norteamericanas e inglesas, con formas de hablar con una musicalidad propia, a las que uno se acostumbra rápidamente.
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