La edad y el sexo según Vargas Llosa

Instalado desde hace unos meses en la residencia madrileña de su actual pareja, Isabel Preysler, Mario Vargas Llosa se prepara para celebrar sus 80 años. Y acaba de lanzar su última novela, una mezcla de thriller y retrato social y político de los últimos días del gobierno de Alberto Fujimori, donde Vargas Llosa critica el mal periodismo, “amarillo y chismoso”, y donde el sexo sirve de válvula de escape.

“Hay que tratar el sexo con naturalidad, ya hemos pasado por Freud y el psicoanálisis, por toda la cultura sexual de nuestro tiempo, que es rica y variada, y deberíamos estar informados de que en el sexo no existe una normalidad y una anormalidad, que las fronteras se confunden y se borran y las posibilidades son infinitas”, explica en una entrevista.

Cinco esquinas (así se llama su último libro) es una novela llena de erotismo. “En el amor no hay que aburrirse, exige creatividad y una inversión de tiempo y de cultura que lo convierten en arte. Los pueblos primitivos lo veían como un desfogue animal y la cultura lo ha transformado en algo complejo y rico”, afirma el escritor.

“Solo hay un límite en las perversiones y cosas intolerables que pueden ser evitadas”, subraya.

Cuando habla de su edad (el próximo 28 de marzo cumplirá los 80) dice que lo asume “con deportividad”.

“Es una etapa más entre las muchas que conforman la vida, pero lo importante es mantenerse vivo, con el trabajo y con las muchas ilusiones que tengo, hasta que el cuerpo aguante”, sostiene con voz enérgica y un estupendo estado vital.

De vuelta sobre su novela, dice que “si una novela en la que el erotismo desempeña un papel importante no excita al lector es que ha fracasado”. Y cuando le preguntan si el escritor también se excita, contesta: “Hombre, pues sí, cierta excitación sexual la sientes, es un aliciente a la hora de escribir. Al mismo tiempo, si no llegas a sentir cierta depresión cuando describes escenas desgarradoras, no creo que estés en el estado de ánimo ideal para conseguir lo que quieres. Un escritor vive todas las experiencias que describe, se convierte en asesino, en víctima, en amante. Al mismo tiempo tiene que prevalecer cierto control intelectual porque el lenguaje es una materia que debes utilizar muy conscientemente”, dice.

¿Dónde está el límite entre erotismo y pornografía? Para Vargas Llosa, “en la calidad exclusivamente. La pornografía es un erotismo mal escrito”, afirma.

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