Golpeó a su ex pareja, la violó y la retuvo como rehén para evitar ser arrestado
| 17 de Marzo de 2016 | 01:15

Desaforado y con toda su violencia a cuestas, un hombre de 38 años se apareció en la casa de la mujer que hasta hace sólo dos semanas fue su pareja. Y fue solamente con intenciones de hacerle daño: la amenazó de muerte con un cuchillo, la cortó con un vidrio, abusó sexualmente de ella y hasta la tomó de rehén cuando la policía le ordenaba entregarse. Finalmente, lo detuvieron.
El incidente comenzó cuando eran alrededor de las 6.15 de la mañana de ayer, y sucedió en la casa de la víctima, de 45 años, en barrio Hipódromo. Era el mismo domicilio donde el sujeto solía estar con ella sin llegar a convivir, en los últimos ocho meses.
Su relación sentimental se cortó hace solamente 15 días. “El hombre ya había ido a agredirla en los días siguientes de haberse peleado”, dijeron fuentes judiciales. Ese episodio no fue nada comparado con el de ayer.
Conocedor de cómo es la casa, el agresor “saltó la reja del frente y rompió una ventana del dormitorio” en el que ella estaba descansando, según la víctima accedió a contarle a este diario.
Por ahí la sorprendió con amenazas desde el primer instante. Con un pedazo de los vidrios que estallaron cuando se metió por la fuerza al cuarto, comenzó a amagar con herirla.
Con ese elemento cortante le abrió un corte superficial en uno de los brazos. También le pegó y la sometió a otros castigos físicos. La hija de ella, de 11 años, habría sido testigo de esa situación.
Lo que la menor no habría detectado fue la siguiente vejación que padeció la víctima, un abuso sexual. La víctima sostuvo que cuando el ataque terminó el hombre se quedó dormido, posiblemente por efecto de las bebidas que habría consumido: “Es un alcohólico”, lo etiquetó.
una negociacion tensa
El sujeto, entonces, dormitó por un lapso breve. Aterrada por lo que había pasado, la mujer tuvo que ingeniárselas para pedir ayuda. Y tuvo la rapidez de reflejos para buscar su teléfono y llamar al 911.
Los oficiales de la zona se apostaron en el frente de la casa de inmediato. Al parecer, en ese momento el hombre se dio cuenta de lo que pasaba. Por eso, urdió distintos planes en su cabeza para escapar, uno tras el otro, desordenados.
Quiso huir por las propiedades linderas, pero le fue imposible. Sólo le restaba salir por adelante, pero un cordón policial tampoco se lo permitía.
Entonces, el agresor agarró por la fuerza a la mujer, la llevó consigo a la parte delantera de la casa y la mantuvo de rehén. Fue la misma imagen de un delincuente sujetando un cuchillo en el cuello de su víctima, como se vio tantas veces en los asaltos que terminan frustrados, pero con los ladrones sin querer entregarse.
Los efectivos estuvieron atentos a cualquier paso en falso u oportunidad de intervenir. Pero debían preservar, antes que nada, la vida de ambos. Una suerte de negociación tensa de principio a fin se extendió por 40 minutos, según calculó la víctima, cuya identidad no se difunde por el tipo de delito que le tocó sufrir.
Finalmente los uniformados pudieron hacer que el agresor depusiera su actitud y dejara libre a la mujer. Rápidamente lo redujeron y lo esposaron. La víctima reconoció la rapidez y el buen trabajo hecho por los agentes.
Una vez que se le abrió el expediente en la comisaría, recayó sobre él una serie de cargos: violación de domicilio (por haber entrado por la fuerza), abuso sexual, privación ilegítima de la libertad (por tenerla cautiva) y resistencia a la autoridad (por no acatar la orden policial de rendirse).
En las últimas horas trascendió por medio de fuentes judiciales que este sujeto ya había ido a agredir a la mujer otra vez en el corto tiempo que transcurrió desde que se distanciaron.
“Pero ella pensó que iba a ser algo pasajero, por eso no pidió restricción perimetral”, dijeron los mismos voceros. El tiempo le demostraría que se había equivocado.
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