Esperaba el semáforo y dos ladrones lo mataron de un tiro para robarle la moto
| 31 de Marzo de 2016 | 01:13

Un joven de 27 años fue fusilado anoche por delincuentes que lo abordaron mientras esperaba la luz verde del semáforo en una esquina del barrio La Granja, para quitarle su moto. No se sabe si forcejeó o si le dispararon porque sí. La única certeza es que recibió un tiro en el pecho que lo mató cuando era asistido en el hospital.
Los criminales, que al parecer también andaban en moto, escaparon con la de la víctima. Al cierre de esta edición eran intensamente buscados en un operativo cerrojo que no había arrojado resultados.
Es el tercer asesinato en ocasión de robo ocurrido en la Región en lo que va del año.
en busca de una victima
El hecho sucedió minutos después de las 8 de la noche, cuando Narciso Alejandro Celaya, de 27 años, circulaba por el carril de la avenida 520 que conduce a La Plata. Iba solo, en su moto Yamaha YBR 125.
Fuentes de la Policía relataron que al llegar a la esquina de 139 la luz roja del semáforo le impidió avanzar. Y mientras aguardaba a que le diera paso, aparecieron los dos sujetos que terminarían matándolo.
“Eran jóvenes, corpulentos y andaban en una moto oscura”, contó a este diario una vecina del barrio, reproduciendo lo que escuchó de boca de distintos testigos.
Esa información, que también manejan los pesquisas, da cuenta de que la moto de los ladrones avanzaba por la calle 139, de 519 a 520, y al llegar a la avenida, dobló.
En ese momento y bajo esas circunstancias, quedaron frente a frente con Celaya.
¿El joven adivinó el peligro? Un par de testigos admitieron que ellos sí. “Pero creían que estos tipos iban a robar la verdulería u otro de los negocios que están ahí”, especularon los vecinos al ver que aquellos sujetos reducían la velocidad y “se ponían las capuchas”.
Si la intención de los delincuentes era asaltar algún negocio, cambiaron de planes, porque encararon directamente a Celaya.
“un ruido seco”
La escena no duró más que un par de segundos, los que demoraron los homicidas en abordar al muchacho, mostrarle el arma para quitarle la moto y dispararle a quemarropa.
La secuencia no alertó tanto a los vecinos como algún grito que anticipó el sonido seco e inconfundible del tiro.
Celaya cayó al piso, se arrastró unos metros y quedó tendido a un costado de la avenida, herido de muerte, mientras uno de los asesinos le arrebataba la moto y se trepaba para escapar en ella, junto con su compinche, que siguió en el vehículo en el que habían llegado.
Quienes estaban en la calle corrieron hacia donde quedó la víctima, que llegó a arrastrarse algunos metros, mientras crecía la mancha de sangre en la vereda de tierra. Otros salían de sus casas para saber qué había pasado. Y no fueron pocos los que llamaron al 911 para apurar la llegada de la ayuda.
Al lugar arribaron policías de la Local, CPC, Destacamento La Unión y el Distrito Oeste, a quienes se les sumaron luego los detectives del gabinete de Homicidios de la DDI, la fiscal en turno, Betina Lacki y los peritos de Científica. Para entonces, la cinta perimetral resguardaba la escena donde ultimaron al joven, a fin de no alterarla ni perder rastros.
Para sortear la demora de la ambulancia, los primeros policías que llegaron a la escena cargaron a Celaya en un patrullero y lo trasladaron al hospital de Melchor Romero.
“Llegó vivo, pero murió mientras los médicos lo revisaban”, confió un jefe policial.
El cuerpo será sometido hoy a la operación de autopsia, aunque los forenses estiman que el proyectil perforó el pecho de la víctima a la altura de la tetilla izquierda y habría salido de un revólver, ya que los peritos no encontraron vainas servidas en la escena.
El caso se caratuló como “homicidio en ocasión de robo”.
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