Rousseff negocia ministerios para evitar el juicio político
| 31 de Marzo de 2016 | 02:41

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, amenazada por un juicio político (impeachmentt), comenzó ayer a mover piezas para retener a algunos de los seis ministros del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que rompió con el Gobierno, al tiempo que abrió negociaciones con otras formaciones. Su primer movimiento fue conceder “créditos extraordinarios” para seis ministerios, entre los que están los de Agricultura y Ciencia y Tecnología, controlados por el PMDB y cuyos titulares, Katia Abreu y Celso Pansera, dieron a entender que podrían no acatar la decisión del partido, que implica entregar los cargos antes del 12 de abril. El PMDB ocupa también las carteras de Minas y Energía, Salud, Puertos y Aviación Civil, pero en esos casos los ministros se mostraron dispuestos a renunciar en los próximos días. Esa formación, la mayor fuerza política del país y liderada por el vicepresidente, Michel Temer, anunció el martes su salida del Gobierno, lo que fue interpretado como un claro apoyo a un eventual juicio político contra la mandataria, que depende del análisis de una comisión parlamentaria.
De todos modos, el Gobierno ya admitió que la salida del PMDB impondrá una profunda reforma de su gabinete. Para cubrir las vacantes que dejará el PMDB, el Gobierno comenzó a negociar cargos a cambio de votos legislativos con otras formaciones y especialmente con el Partido Progresista (PP), que representa la tercera minoría en la Cámara de Diputados, con 51 de las 513 bancas. De los 31 ministerios del Gobierno, el PP sólo ocupa la cartera de Integración Nacional y siempre ha reclamado mayor participación en el gabinete, que podría obtener ahora con la salida del PMDB. Sin embargo, en el PP también existen corrientes que presionan por seguir al PMDB y abandonar el Gobierno, lo que fue discutido ayer durante una reunión de la dirección de ese partido. El PP definirá el asunto el 12 de abril, el mismo día en que se sabrá qué ministros del PMDB seguirán en el Gobierno.
Rousseff, por su parte, volvió a subir el tono y convirtió una ceremonia sobre planes de viviendas populares en un acto político, en el que recibió el respaldo de diversos movimientos sociales e insistió en que está en curso un “golpe” para derrocarla.
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