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Insaciable: un desaforado hombre del Renacimiento

22 de Abril de 2016 | 00:46

Prince, su música, su carrera, escapan a toda clasificación. El mismo se encargó de construir, minuciosa y obsesivamente, su arte como una experiencia donde la estética visual y musical se fusionaban y los sentidos posibles estallaban en mil direcciones. 

Quizás por eso incomodó a las audiencias, tanto como inspiró a millones a abandonar convenciones y etiquetas. Juguetón, él mismo conspiró contra el establecimiento de una identidad artística firme, cambiando de nombre y dando todo tipo de señales mixtas en torno a su sexualidad.

Desde ya, su música que exuda sexo y pasión: además, claro, de un enorme conocimiento musical capaz de tender el utópico puente entre la cultura de masas y la “alta cultura” con sus álbumes mutantes, fusiones de mil y un oscuras referencias en hitazos que inevitablemente convocaban al baile desfachatado.

musico excepcional

Prince era en ese sentido ante todo un músico excepcional, un creativo arquitecto musical capaz de hacer magia con alquimias musicales muy diversas. Pero tampoco se dejó clasificar como músico: artista del Renacimiento, fue coreógrafo, productor y también actor y cineasta. Insaciable, coordinó su carrera musical con un paso por el cine que comenzó en 1984 con el fundamental disco/filme “Purple Rain”, donde componía a un joven músico en ascenso que debe enfrentar una serie de obstáculos en su camino al éxito.

El filme lo dirigió Albert Magnoli y lleva el título de su famoso álbum, con el que se consagró masivamente y con el que accedió al único Oscar de su carrera como Mejor Banda Sonora. 

Prince luego protagonizó, dirigió y compuso la música de su segundo largo, “Under the cherry moon”, basada en su disco “Parade”: el estruendoso fracaso no lo desanimó, como solía ocurrir en su carrera (signo, claro, de los artistas adelantados, incomprendidos). Y un año más tarde llevó también al cine “Sign ‘O’ Times” -a partir de un disco homónimo- que dirigió junto a Magnoli y en el que se registra un show en Rotterdam rodeado de una historia de ficción por detrás.

El disco doble de 1990 “Grafitti Bridge” se transformaría también en un bello filme que dirigió y protagonizó él mismo y que es una suerte de secuela no declarada de “Purple Rain”.

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