Una zona de facultades, con signos de abandono

La calzada está plagada de pozo. Las veredas, un barrial

Zona de facultades, por ende de lo más transitada tanto en vehículo como a pie, la avenida 122 entre 60 y 120, muestra un creciente deterioro. Se trata del derredor de la rotonda que divide las jurisdicciones de La Plata y Berisso, donde calzadas y veredas están recargadas de pozos y de obstáculos, y circular es, además de molesto, peligroso.

En ese sector cercano a la facultad de Ciencias Naturales, el asfalto se ve desgastado y con baches; y el lugar donde debería extenderse la vereda no sólo carece de las baldosas que demarcan el uso peatonal sino que también hay pozos y desniveles que, para avanzar caminando, hay que sortear.

Concretamente, el pavimento de los alrededores de la rotonda se encuentra en estado “deplorable”, según dicen vecinos y comerciantes de la zona. Y es que en la 122 entre 60 y 61, por caso, el asfalto está muy irregular, con depresiones propias del paso continuo de micros y camiones, y con tal desgaste que comenzaron a levantarse las antiguas vía del ferrocarril. Para evitar roturas en el vehículo los conductores, que se topan de golpe con esos desniveles, suelen frenar abruptamente y esas maniobras convierten al lugar en escenario de probables accidentes.

Muy cerca de ese sector, a apenas unos metros de donde surgen a la superficie las vías, se ven en muy malas condiciones las boca de tormenta, que están tapadas con tierra, lo que implica un serio riesgo en el caso de que se descargue una tormenta de lluvia fuerte.

También sobre la avenida 60, en dirección La Plata - Berisso y llegando a la rotonda para tomar, a la derecha, la 122, hay infinitos pozos.

La zona de las no veredas

A la facultad de Ciencias Naturales, con un gran número de carreras, ingresan, además de docentes y no docentes, una enorme cantidad de jóvenes estudiantes. Pues el acceso peatonal a la unidad académica es, directamente, intransitable: no hay vereda, sino una pequeña extensión de tierra, con pasto en algunos sectores.

Además, donde debería haber baldosas hay montículos de escombros y asoma, asimismo, parte del sistema de desagüe pluvial, que quedó al descubierto, con los caños al aire libre, lo que conforma una verdadera trampa para quienes caminan distraídos o tienen alguna dificultad física para trasladarse.

“El estado del asfalto y de las veredas es lamentable”, señaló Darío Herrera, empleado de un pequeño restaurante situado sobre la 120, a metros de la facultad de Naturales -. Rellenan cada tanto la calle, pero el trabajo no sirve porque no dura nada. Y lo peor son los caños abiertos, que nadie tapa”.

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