Renunció el artífice del juicio político a Dilma

Eduardo Cunha dejó su cargo como jefe de la Cámara de Diputados, en el que estaba suspendido

El diputado brasileño Eduardo Cunha renunció ayer entre lágrimas a la presidencia de la Cámara de Diputados, rematando una polémica gestión en la que autorizó el juicio político (impeachment) de Dilma Rousseff y fue acusado de cobrar sobornos multimillonarios. “Es público y notorio que la casa (Cámara de Diputados) está acéfala, fruto de un interinato bizarro, que no condice con lo que el país espera del nuevo tiempo tras la suspensión de la presidenta de la República, y sólo mi renuncia podrá poner fin a esa inestabilidad”, afirmó el diputado (que sí conservará su banca) a la prensa al leer su dimisión con la voz quebrada.

Arquitecto del impeachment y castigo del Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, Cunha dijo que se había quedado sin margen para continuar, perseguido por abrir el proceso que tiene a Rousseff al borde de la destitución y que amenaza con cerrar un ciclo de 13 años de la izquierda en el poder.

Acusado de manipular los reglamentos de la cámara en su beneficio y de haber recibido al menos cinco millones de dólares en sobornos para facilitar negocios en la red que corrompió a la estatal Petrobras durante una década, este legislador evangélico y ultraconservador que llegó a dominar la agenda política del país, bloqueó buena parte de las iniciativas del PT. Cunha condujo desde su estrado una escandalosa votación en la que se aprobó someter a juicio a Rousseff por haber autorizado gastos sin la venia del Congreso. El consejo de ética de Diputados recomendó en junio la destitución de Cunha por haber “mentido” a una comisión parlamentaria de investigación sobre sus cuentas secretas en Suiza.

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