Tuvo una enorme influencia en el fútbol argentino
| 17 de Agosto de 2016 | 01:23

Joao Havelange murió mientras que en el estadio que lleva su nombre en Río el olimpismo trata de mostrar la pureza del deporte, una mueca del destino luego que el viejo abogado y hombre de negocios tuviera que retirarse en silencio por acusaciones de corrupción por parte del comité de Etica de esa FIFA a la que hizo poderosa.
Por tierras argentinas, avaló que el almirante Carlos Lacoste fuera uno de los vicepresidentes de la FIFA en los sangrientos años de la dictadura militar, y también sostuvo la continuidad de Julio Grondona la única vez que tembló su estabilidad como presidente de la AFA.
Havelange como presidente de FIFA entre 1974 y 1998 logró que esa entidad se convirtiera en una empresa con una sede en Zurich, casi con estatus diplomático. Elevó al doble la cantidad de equipos en Mundiales y logró abrir la frontera del fútbol a Estados Unidos para el Mundial ‘94, el único en el que vio como presidente festejar a Brasil levantar el título, pero sobre todo logró los millones de la TV y de los contratos con empresas patrocinantes.
Con la escandalosa quiebra de la International Sport and Leisure (ISL), la agencia de marketing de la FIFA, se inició una investigación del Comité de Etica, que concluyó que había recibido sobornos durante su gestión de 24 años y el 18 de abril de 2013 Havelange renunció como presidente honorario.
En 2015, su ex yerno, Ricardo Teixeira, a quien ungió primero como presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, cayó en el FIFAgate, una continuidad de la marea corrupta en torno a la dirigencia de FIFA, que se llevó a otros dirigentes, entre ellos al paraguayo Nicolás Leoz, a quien llevó a la CONMEBOL.
Havelange amparó primero al almirante Carlos Lacoste, amo y señor del fútbol en los primeros tiempos de la última dictadura militar, al punto que aceptó que sea uno de sus vicepresidentes en FIFA.
Fue en 1979, al tiempo que Julio Grondona, asumía la presidencia de la AFA, en reemplazo de Alfredo Cantilo, una gestión que iba a durar 35 años, hasta su muerte el 30 de julio de 2014. Lacoste, un incondicional del temible almirante Eduardo Emilio Massera, manejó los enormes dineros del tristemente célebre Ente Autárquico Mundial 78 (EAM 78) luego de la sospechosa muerte del general Omar Actis, primer presidente de ese organismo destinado a construir estadios, remodelar otros y levantar ATC.
Hijo de un vendedor de armas belga, la estampa enorme de Havelange quedó grabada junto al dictador Jorge Videla y a Massera en el palco del Monumental en la inauguración del Mundial 78.
Tuvo que llegar el presidente democrático Raúl Alfonsín y ponerse firme para exigir que Lacoste dejara su puesto, al tiempo que Grondona empezó a ganar poder y aprendizaje con Havelange, su espejo como dirigente.
A decir de Juan De Stéfano, ex presidente de Racing y dirigente del peronismo ortodoxo con base en Avellaneda, fue Havelange el que exigió a Carlos Menem mantener a Grondona en su sillón de la sede de Viamonte cuando se había instalado la misión de “peronizar” la AFA.
“Menem quiso intervenir en AFA. Havelange saltó por él, y le dijo que Grondona no se tocaba”, confió De Stéfano al día siguiente de la muerte de Grondona, su vecino de Sarandí.
Havelange, Grondona y Menem terminaron en buenas migas, el brasileño terminó su mandato un año antes que el riojano, a Grondona le quedaban todavía tres lustros más.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE