Mitos sobre las pulgas: lo que deben saber los dueños de perros
| 10 de Septiembre de 2016 | 23:32

La sabiduría popular dice que las pulgas llegan cuando hace calor y que en esos días saltan de perro en perro. ¡Falso! Si bien las pulgas prefieren temperaturas de entre 25 y 30 grados y cuando la temperatura es baja se ve reducida su reproducción, sobreviven todo el año.
Por lo general, en sus 100 días de vida, las pulgas viven en el mismo perro. Los perros suelen contraer pulgas cuando salen a pasear. Una pulga adulta puede sobrevivir protegida en su capullo hasta un año sin alimento y esperar a que se acerque un animal donde hospedarse. Esto desarma otro mito: que las pulgas mueren rápidamente si no tienen sangre que tomar.
El mito también dice que las pulgas sólo viven en casas sucias. Pero lo cierto es que pueden alojarse perfectamente en apartamentos limpísimos, ocultándose en nervaduras del piso, en la alfombra, entre los almohadones del sofá o la cucha del perro o el gato. Si bien pasar la aspiradora y limpiar reduce el número de pulgas, no las elimina por completo.
“Mi terrier Pepe y yo visitamos sin saberlo un perro que tenía pulgas”, cuenta Sebastián. “Y poco después mi casa estaba llena. A pesar de que limpié mucho, me llevó casi nueve semanas desembarazarme de los parásitos”.
Para tratar un problema agudo de pulgas, hay que concentrarse en todos los animales de la casa. Además, deben limpiarse camas, muebles acolchados y alfombras. Tras pasar la aspiradora, hay que asegurar bien la bolsa y tirarla.
Tampoco es cierto que una sola pulga no es motivo para preocuparse, ya que las pulgas adultas son sólo la punta del iceberg. Más del 90 por ciento de la población suele encontrarse en la vivienda en forma de huevos, larvas o crisálidas, por lo que la presencia de una pulga adulta es, como mínimo, un indicador.
En la mayoría de los casos se subestima el hecho de que las pulgas pueden tener consecuencias para la salud tanto de los animales como de sus dueños. Las picaduras de pulga pueden provocar irritaciones en la piel y transmitir bacterias como la lombriz solitaria.
Una pulga succiona durante unos dos a diez minutos hasta 20 veces la capacidad de su estómago. Es así como un ataque virulento de pulgas en animales muy jóvenes o débiles puede derivar en una anemia o incluso en su muerte. Entre las infecciones bacterianas que pueden contraer los animales afectados está la bartonelosis, que también puede ser motivo de preocupación en las personas.
Darles ajo a las mascotas, frotarlas con cebollas o colocarles un collar de ámbar no son métodos que sirvan para ahuyentar a las pulgas. El ajo y las cebollas son incluso venenosos para los perros. Se recomiendan más bien pastillas y collares pulguicidas que se compran en la veterinaria.
Estos métodos tienen una duración de meses y tienen otra ventaja: también protegen de otros parásitos, como las garrapatas. Una vez que se terminó su periodo de duración, hay que reiterar el tratamiento. De todas formas, antes de emplear un pulguicida en el animal, siempre se recomienda consultar antes con el veterinario.
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