Alzheimer: un estudio enciende nuevas ilusiones

Una nueva terapia parece encender una luz de esperanza para los pacientes y los familiares de personas con Alzheimer: se trata de un anticuerpo monoclonal estudiado por científicos suizos y estadounidenses que ha demostrado reducir los depósitos de beta amiloide, una proteína relacionada con esta patología, en el cerebro de pacientes con enfermedad de Alzheimer.

El estudio, que fue destacado en la tapa del último número de la revista Nature, tuvo una duración de 15 meses y presenta datos preclínicos y los resultados alentadores en una primera fase de un ensayo clínico. En conjunto, los datos presentados también en rueda de prensa apoyan que el anticuerpo puede convertirse en una terapia para la enfermedad de Alzheimer al reducir la cantidad de proteína beta amiloide en el cerebro y deterner el deterioro cognitivo característico de esta patología.

Las pruebas, realizadas entre octubre de 2012 y enero de 2014, fueron realizadas sobre 125 pacientes que tenían una forma precoz de la enfermedad o que tenían una forma de “predemencia”, es decir que todavía no habían desarrollado los síntomas. Los pacientes fueron divididos entre los que recibieron un placebo y a quienes se les suministró el anticuerpo monoclonal. Después de un año, quienes recibieron las dosis más elevadas del medicamento presentaron una reducción “significativa” de las placas amiliodeas en el cerebro, además de una estabilización de su deterioro cognitivo, en comparación con quienes fueron tratados con el placebo.

“Nuestros resultados sostienen la hipótesis de que un tratamiento con aducanumab reduce las placas amiliodeas, y lo que es más importante, es que esta reducción tiene efectos clínicos benéficos”, señalaron los autores del estudio que fue financiado por la empresa biotecnológica estadounidense Biogen.

Los expertos indicaron que van a seguir estudiando este nuevo anticuerpo y que tienen pensado lanzar un estudio de mayor envergadura.

“Los resultados del estudio son alentadores”, comentó Bruno Dubois, jefe del servicio de enfermedades cognitivas y del comportamiento del hospital Pitié-Salptrière en París. Pero destacó que en dosis altas se han observado “efectos secundarios”, como edemas.

“Yo soy prudentemente optimista con respecto a este tratamiento, pero intento no ser muy entusiasta ya que muchos medicamentos pasaron la primera fase y luego fracasaron en las siguientes”, dijo por su parte la doctora Tara Spires-Jones, especialista de la Universidad de Edimburgo.

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