La“nueva sensibilidad” cambia el día a día de las veterinarias
| 22 de Enero de 2017 | 01:10

“En las veterinarias platenses es cosa de todos los días: viene una persona con un pajarito que encontró herido en la calle, con un gato que encontró abandonado en el barrio, con un perro que vio a la intemperie y que tenía la patita rota. Antes ese tipo de actitud no se veía. Lo problemático es que el veterinario puede curar a ese animal, pero o hacerse cargo de él. Y si hay algo que falta en la ciudad son los refugios para animales abandonados, con instalaciones, alimentación y cuidados apropiados para todos los animales”.
El que habla es Osvaldo Rinaldi, presidente del Colegio de Veterinarios de la Provincia quien reconoce que esa “nueva sensibilidad “ hacia el bienestar animal que se extiende en el mundo de la mano de nuevos descubrimientos sobre la inteligencia y las emociones de los animales, también se percibe en alguna medida en La Plata, en el día a día de las veterinarias.
“Uno se encuentra con grupos familiares de cuatro, cinco personas, que son manejados por los caprichos de un caniche”
Con todo, Rinaldi destaca que a veces se encuentran con una mayor sensibilidad y otras con una “simbiosis excesiva”.
“Esa mayor sensibilidad de la que se habla es una realidad. Sin dudas, existe. Uno la ve a diario en el consultorio, pero también a veces se transforma en una simbiosis excesiva. Hay una incorporación mucho más importante del perro y del gato a la vida de la casa, pero a veces no sólo como animal de compañía, sino como reemplazo de un humano que no está. Se nota en las personas solas, que no tienen hijos. O en aquellas personas mayores, cuyos hijos ya dejaron el hogar y que dan a una mascota un trato propio de hijos o de nietos”, dice Rinaldi.
Esto representa un cambio que conlleva también un desafío para el ejercicio de la profesión.
“Hay que tener cuidado de los comentarios que se hacen, para no herir susceptibilidades, e incluso se plantea un serio problema frente a las enfermedades terminales de las mascotas: cómo comunicar la noticia o cómo hablar de ese recurso del que dispone el veterinario, que es la eutanasia”, cuenta el dirigente.
Esta nueva sensibilidad también plantea problemas nuevos de conducta animal: “Uno se encuentra con grupos familiares de cuatro o cinco personas que son manejados por los caprichos de un caniche. Es que el animal se aprovecha del poder que se le da en una casa y en algunos casos se los deja hacer lo que quieren. Antes era una rareza que un gato durmiera en la casa con los miembros de la familia, en la misma cama. Hoy es lo más natural”.
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