Los herederos del talento

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El nacimiento de un nuevo “heredero” para Lionel Messi es una buena noticia para la patria futbolera, que hace rato imagina la dupla ofensiva que puede protagonizar algún purrete de La Pulga con Benjamín Agüero, otro con sangre de crack por las venas.

Pero las cosas no son tan simple: los hijos de las estrellas a menudo suelen tener otros intereses que exceden lo deportivo. Desde chico muchos maman desde adentro el ambiente del fútbol (Thiago ya ha pisado varias veces las canchitas de Barcelona, donde entrena papá; Benja llegó a entrenar en el Manchester City de papá Kun), pero también conocen como pocos las presiones del medio, y además están expuestos a un sinfín de posibilidades a las que otros chicos no acceden, y tienen la posibilidad de elegir cualquier destino para su vida, sin restricciones económicas.

A esto hay que sumarle la habitual rebeldía adolescente que lleva, como en cualquier oficio, a los hijos a probar caminos diferentes de sus padres exitosos, a distanciarse de la sombra larga de la fama de sus progenitores.

Por eso, las historias de hijos siguiendo los pasos de los padres no son tantas ni tan exitosas: en La Plata, tenemos el caso de los Verón, pero son pocos los casos similares (Steph Curry, hoy en la cima del basquet, es hijo de Dell Curry, por ejemplo). Los hijos de Federer han despuntado el vicio tenístico, pero Roger ya ha dicho que parecen tener otras inclinaciones; y Benjamín Agüero, el “purasangre” mitad Maradona mitad Kun que muchos quieren de delantero para el Mundial 2030 en Argentina, ya dijo que no quiere saber nada con la pelota.

“Mi hijo dijo que quiere dejar de jugar al fútbol, lo dijo acongojado”, reconoció su mamá, Gianinna. Benja tiene ocho años.

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Los años de Benjamín Agüero, el “purasangre” mitad Maradona mitad Kun

 

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