Dos platenses con la familia

Uno es abogado y funcionario judicial; el otro, un antropólogo forense

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Los platenses Mario Coriolano, defensor ante el Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, y el antropólogo forense Alejandro Incháurregui acompañaron a la familia de Santiago Maldonado en Esquel, luego de que se encontrara el cuerpo en el río Chubut.

A fines de agosto, el ministro de Justicia, Germán Garavano, aceptó un pedido de la familia para que una comisión independiente, monitoreada por el Alto Comisionado de las Naciones para los Derechos Humanos, investigue la desaparición del joven artesano.

El acuerdo se concretó en La Plata, en el despacho de Mario Coriolano, con la participación del propio Garavano, quien días más tarde elevó el pedido a la ONU.

Pero el martes 12 de septiembre, el Gobierno rechazó ante las Naciones Unidas el pedido para convocar a un grupo de expertos que, de manera independiente, colabore con los trabajos para dar con el paradero del joven de 28 años. Así lo anunció el jefe de Gabinete, Marcos Peña.

No obstante esto, Coriolano continuó ligado a la familia Maldonado, durante el tormentoso proceso judicial que culminó con el apartamiento del juez Guido Otranto y el nombramiento del juez de Trelew, Gustavo Lleral -que estudió en la UNLP-, como nuevo titular de la causa el 22 de septiembre pasado.

UNA LARGA TRAYECTORIA

En el caso de Alejandro Incháurregui, la familia Maldonado lo convocó como perito de parte. Fue uno de los fundadores del prestigioso Equipo Argentino de Antropología Forense.

En su currículum figuran, entre otras cosas, haber encontrado los restos del “Che” Guevara en Bolivia y la de verificar la identidad de más de 150 desaparecidos por dictaduras y matanzas en varios países.

El experto forense hasta 2016 ocupó el cargo de Director Provincial de Registro de Personas Desaparecidas.

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