Una caja de Pandora que puede explotar en la cara de Rajoy
Edición Impresa | 29 de Octubre de 2017 | 02:27

Por BARRY HATTON (*)
LISBOA.- El presidente español Mariano Rajoy busca aplastar las ambiciones independentistas de Cataluña con la destitución del gobierno, la disolución del parlamento y la convocatoria a elecciones anticipadas. Pero con ello podría haber abierto una caja de Pandora que bien pudiera explotarle en la cara.
En medio de la incertidumbre que reina en el país, hay una cosa segura: a pesar de la intervención, no se advierte un final a los roces y tensiones entre Madrid y Barcelona después que un Parlamento desafiante, haciendo caso omiso de la Constitución, votó por la independencia. Las semanas que restan hasta las elecciones del 21 de diciembre prometen abundancia de incidentes.
Rajoy tiene el derecho de su parte. Pero los líderes independentistas tienen el apoyo de mucha gente. Las protestas independentistas han atraído a cientos de miles a las calles de Barcelona. Pero las manifestaciones de los partidarios de seguir siendo parte de España también atraen a muchos.
Rajoy tiene el apoyo del Partido Socialista, principal de oposición a nivel nacional; del partido derechista Ciudadanos, que a su vez es el principal opositor en Cataluña, y de los gobernantes de la Unión Europea.
Las encuestas indican que la región está dividida en forma pareja en cuanto a la secesión. En todo caso, los independentistas promueven su causa con mayor energía.
El presidente catalán destituido, Carles Puigdemont, es de alguna manera lo contrario de Rajoy. Se ha mostrado astuto en su enfrentamiento con el gobierno central al jugar con los nervios de Rajoy.
Los partidos independentistas podrían boicotear las elecciones de diciembre para restarles legitimidad. También le podría salir el tiro por la culata a Rajoy si resulta elegido un parlamento de fuerte mayoría independentista.
Los empleados públicos regionales podrían adoptar una táctica de desobediencia o negativa de cooperar con el gobierno central, que intervendrá Cataluña. Los manifestantes podrían tratar de impedir físicamente que la policía retire a los funcionarios catalanes de sus oficinas.
El sentimiento populista que impulsa a los secesionistas catalanes podría escapar rápidamente a todo control. Cataluña martirizará a Rajoy por algún tiempo más. La salida del impasse es un camino lleno de obstáculos.
Los más perjudicados por la crisis podrían ser los propios catalanes. Los inversores aborrecen la incertidumbre política y la conflictividad social. Para fines de la semana pasada, unos 1.700 negocios -incluidos bancos y grandes empresas- habían trasladado sus sedes fuera de Cataluña para asegurarse de seguir operando bajo las leyes europeas en caso de una secesión. Los catalanes podrían pensar en sus bolsillos al ir a votar cuatro días antes de Navidad.
(*) Analista de la agencia AP
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE