Los ladrones en moto siguen generando pánico en la Ciudad
Edición Impresa | 29 de Octubre de 2017 | 03:14

La modalidad de quienes salen a delinquir en moto se repite: se movilizan de a dos en un rodado y deambulan por los barrios, siempre atentos a la posibilidad de asaltar a quienes entran o salen de sus casas. O simplemente a personas que caminen por la calle.
Una situación de este tipo es la que le tocó vivir a una jubilada de 78 años que vive en la cuadra de 30 entre 60 y 61.
En horas de la mañana de ayer, cuando la mujer se disponía a ingresar a su domicilio, fue sorprendida por dos motochorros que pretendieron meterse a la casa.
De acuerdo con los primeros datos de la actuación policial, uno de los ladrones, tras descender del vehículo habría intentado abrir la puerta del frente de la vivienda con una furibunda patada.
También se informó que los motochorros estaban pertrechados con una barreta de hierro.
Sin embargo, durante la tarde un familiar de la jubilada entregó una versión distinta del episodio.
El hombre, que pidió reservar su identidad y la de su madre, contó que “le quisieron robar, pero mediante una entradera”.
En el relato sobre el episodio, consignó que “ella estaba regresando a su casa y en el momento en que se preparaba para abrir la puerta de calle con su llave, se le fueron encima con el propósito de obligarla a entrar acá con ellos”, dijo el familiar, quien visitaba a la mujer en horas de la tarde.
FORCEJEO
De acuerdo con este relato la anciana intentó oponer resistencia al acceso de los ladrones a su domicilio.
Siempre según la versión del familiar, mientras se suscitaba un forcejeo con los desconocidos, todo era observado por un remisero, que pasaba por esa cuadra.
Para el familiar de la mujer, la presencia del conductor de ese coche de alquiler resultó determinante para que los delincuentes, finalmente, desistieran de su objetivo de ingresar a la vivienda con fines de robo.
Lo explicó así: “el remisero, de inmediato observó que querían asaltarla y se comunicó telefónicamente con el 911”.
Esa escena fue advertida por al menos uno de los ladrones. Ante el inminente arribo de móviles con efectivos policiales, optaron por alejarse velozmente de la zona en la moto con la que habían llegado, sin concretar el robo.
“Gracias a este remisero mi mamá se salvó de pasarla mucho peor de lo que le estaba ocurriendo”, reflexionó ayer el muchacho.
Si bien se manejó con cautela, contó que su familiar estaba descansando, afectada aún por la desagradable experiencia que le tocó vivir por la mañana.
“Desde ese momento está muy nerviosa. Todavía continúa shockeada y por esa razón fue muy poco lo que me pudo relatar sobre lo ocurrido”, indicó el hombre que habló con este diario.
Vecinos del barrio aseguraron que la inseguridad golpea con frecuente allí y se quejaron por la escasa presencia policial en la zona.
“wheelie chorros”
El robo en moto no cesa en la Ciudad y en los últimos días viene generando numerosos casos en la zona sur del Casco.
Recientemente este fenómeno incorporó una nueva modalidad que genera inquietud.
Los denominados “wheelie chorros” eligen una vivienda y le apuntan directamente con la moto: aceleran en una carrera corta e intentan destrozar la puerta golpeándola con la rueda delantera del rodado, que despegan antes del piso para ganar potencia. Se trata de tumbar la puerta de ese domicilio mediante la maniobra conocida en la jerga de motoqueros como “wheelie”.
Si bien esa manera de actuar para robar en casas registra algún antecedente en La Plata, en las últimas semanas irrumpió con fuerza. En la semana que pasó hubo cuatro hechos de este tipo.
Como viene informando este diario, la práctica delictiva tuvo como damnificados -entre los casos más recientes- a los propietarios de viviendas situadas en 22, entre 59 y 60, en 60 entre 21 y 22, en 55 y 29 y en 45 entre 30 y 31.
De esas cuatro casas, sólo consiguieron robar en 45 entre 30 y 31. Por la madrugada, mientras los dueños dormían, rompieron la puerta y se llevaron un televisor. En los otros tres todo quedó en el intento.
Hubo dos factores en común en todos estos episodios: puertas destrozadas o seriamente dañadas y un miedo estremecedor entre los duelos de la vivienda.
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