En el barrio donde encontraron al joven encadenado optaron por el silencio

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Un amable “buenas tardes” se borraba en todas las consultas, ayer por la tarde, cuando se mencionaba el caso de la pareja detenida por encadenar y encerrar a sus hijos.

La casa que fue escenario de esta historia, casi al fondo de una calle cortada por la Autopista y poblada con viviendas humildes, está protegida por un improvisado muro de chapas. De una casa lindera -con el mismo muro, pero de madera-, salió una hermana de la mujer detenida. De un par de viviendas más allá, otra más. Ambas se negaron a hablar. Una actitud parecida adoptó un hombre que reparaba un auto y dijo conocer el barrio de “toda la vida”.

Sólo contó que “la pareja vive acá desde hace seis o siete años” y después siguió con lo suyo, en silencio.

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