Se multiplican los casos de sexting y piden más presencia de los padres

Mientras avanza una norma que condena esta práctica, crecen las denuncias en suelo bonaerense

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Mientras un proyecto para catigar el sexting ya tiene media sanción en el Senado y el Papa Francisco advirtió esta semana sobre los peligros de esta práctica, lo cierto es que compartir en redes sociales y con celulares videos o fotos personales de carácter sexual se está convirtiendo en una práctica habitual. Y lo más preocupante: muchos de sus protagonistas son menores de edad.

Para evitar riesgos entre los más jóvenes, los especialistas coinciden en que lo mejor es tratar el tema con naturalidad y en el ámbito familiar. No se trata de alarmar sobre las redes sociales y el mundo digital sino de inculcar la idea de no compartir cualquier contenido con personas de poca confianza o que se acaban de conocer. Así, formando y acostumbrando a los más jóvenes a tomar recaudos digitales se pueden evitar problemas desagradables.

“Los chicos pueden saber más de tecnología pero son siempre los padres quienes deben imponer los límites y trazar las pautas -asegura la especialista en cultura juvenil Roxana Morduchowicz-. Por más conocimiento que tengan, los chicos no miden el alcance de sus actos en internet y piensan que sólo sus amigos ven su perfil en las redes”.

Parte de lo que dice Morduchowicz se traduce en la preocupación de muchos padres ante la escalada de casos de sexting, algo que empezó con mensajes eróticos a través del celu pero que, con el paso del tiempo y la proliferación de nuevos canales de comunicación, derivó en la moda creciente entre las adolescentes de subir videos hot para, sin importar quién está del otro lado de la pantalla, los vea el mundo entero.

virales y peligrosos

“El sexting o abuso con imágenes personales de contenido erótico se multiplicó en Buenos Aires, al punto que cada mes se producen al menos 120 casos”, asegura Javier Miglino, abogado especialista en asuntos de Derechos Humanos y Protección de la Niñez y fundador de Bullying Sin Fronteras.

El sexting, es bueno remarcar, consiste en el envío de contenidos de tipo sexual (principalmente fotografías y/o videos) producidos generalmente por el propio remitente, a otras personas por medio de teléfonos móviles y redes sociales. El remitente conoce el principio de la historia pero nunca sabe cómo terminará, por lo que a veces puede convertirse en una pesadilla para todos aquellos que forman parte del video y/o la imagen erótica y para sus familias, incluso con graves consecuencias en el futuro.

“El crecimiento del uso de los teléfonos inteligentes y WhatsApp incrementó el envío de fotos eróticas o mensajes sexuales en todo el país -apunta Miglino-. La viralidad de las redes sociales puede ser un arma de doble filo, porque impide medir la magnitud de su repercusión, no sólo en la vida personal sino en la de terceros”.

La Convención Americana de Derechos Humanos, conocida como Pacto de San José de Costa Rica, dice en su artículo 11 que toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación y toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques.

“Esto implica que no sólo los tribunales nacionales pueden intervenir a favor de los menores -aporta Miglino-. Si la solución judicial no resulta favorable o satisfactoria, la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos puede dictar un fallo ejemplar, como ya ha ocurrido en algunos casos”.

Sobre esto, como se dijo, en nuestro país avanza el proyecto que pretende castigar el sexting. La Comisión de Legislación Penal, concretamente, aprobó en los últimos días un proyecto que tipifica el delito de difusión de imágenes y material de contenido sexual sin consentimiento.

El texto, que ya cuenta con media sanción del Senado, sufrió modificaciones en base a los debates y consensos alcanzados en la comisión. La modificación realizada por los diputados establece multas que van desde los 50 mil a 300 mil pesos para quienes “por cualquier medio y sin autorización, difundiere, divulgare, distribuyere o de cualquier modo pusiere al alcance de terceros un vídeo, imagen o cualquier material sobre desnudos, semidesnudos o material erótico de otra persona, que sea privado, cuando menoscabe la intimidad de la víctima”. Para quienes hayan infringido por primera vez la presunta expectativa de intimidad “la pena será de 3 meses a 3 años” de cárcel.

Para los hacedores de esta norma, “es necesario prevenir, concientizar y castigar sobre esta práctica degradante que, en la mayoría de los casos, es contra la mujer y genera un daño irreparable psicológica y socialmente, que perturba tanto a la persona como a su desenvolvimiento en la sociedad y que aumenta día a día”.

Como dice Morduchowicz, aunque los padres ignoren cómo funcionan las nuevas tecnologías, son ellos los responsables de velar por la salud y el bienestar de sus hijos. Esperar a un chico o una chica cuando llega de la escuela, preguntarle cómo le fue, escucharlo y acompañarlo puede resultar la diferencia entre la práctica del sexting y pesadillas mucho peores.

 

 

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