A 25 años de una masacre en La Plata de la que habló el país

El 17 de noviembre de 1992 EL DIA publicó en su tapa la noticia del cuádruple homicidio. El condenado hoy goza de una libertad plena

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Hace 25 años la noticia sacudió a nuestra ciudad. Este diario, aquel nublado y fresco lunes 17 de noviembre de 1992, reflejó en tapa la noticia de la masacre en la coqueta casona de calle 48, entre 11 y 12, donde vivía y tenía su consultorio el odontólogo platense Ricardo Barreda. Un recuadro en esa portada adelantaba que estaba por ser detenido. En las primeras horas de ese día quedó preso en la comisría primera, donde el profesional habría hecho una confesión extrajudicial.

La investigación luego concluyó que en la mañana del sábado 15, Barreda tomó su escopeta Víctor Sarrasqueta del 16 y descargó 9 cartuchos en los cuerpos de su esposa Gladys McDonald (57), su suegra, Elena Arreche (86), y sus dos hijas, Cecilia (26) y Adriana (24).

Luego en el juicio oral, realizado en 1995, Barreda confesó la secuencia homicida. Dijo que primero tiro sobre su mujer y su hija Cecilia, que estaban en la cocina; luego a su suegra, que bajaba por las escaleras; y la última fue Adriana, que venía detras de su abuela gritando, “que hiciste hijo de puta”.

Fueron en dos y tres minutos de furia homicida, en los que Barreda cargó cinco veces la escopeta de dos caños. El arma homicida y los cartuchos fueron hallados, por indicación de Barreda en una boca de tormenta de diagonal 73 y el arroyo cercano a Boca Cerrada, en Punta Lara.

Siempre se sospechó que Barreda armó un relato sobre el orden de las cuatro muertes

Siempre se sospechó de una secuencia armada por el acusado, para beneficiarse en la sucesión, ya que tenía la posibilidad de quedar libre en el juicio, que se hizo en 1995, por inimputabilidad.

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El voto de la camarista María Rosentock fue en ese sentido, pero sus colegas Pedro Soria y Eduardo Hortel opinaron lo contrario: que fueron crímenes planeados y, por mayoría, se lo condenó a la pena de reclusión perpetua.

La condena fue confirmada por Casación, la Corte bonaerense y de la Nación.

El 24 de junio de 2008, Barreda fue beneficiado con arresto domiciliario.

Se fue vivir a la casa de su novia Berta André, en el barrio porteño de Belgrano.

La mujer, una docente jubilada, lo conoció en visitas carcelarias y murió años despúes.

En 2011 consiguió, por su buena conducta y ser mayor de 70 años, la libertad condicional.

En diciembre de 2014 se le quitó este beneficio por considerar que la convivencia con André se había vuelto “peligrosa”.

Volvió a la cárcel de Olmos hasta que en diciembre de 2015 le dieron la libertad.

Se fue a vivir a un departamento prestado en el barrio los Troncos, de Talar de Pacheco, Tigre.

Luego vivió en un hospital público, de esa zona, con identidad falsa.

Al ser descubierto se tuvo que ir de allí.

Ahora, pese a haber sido visto varias veces por nuestra ciudad, fuentes cercanas a la defensa del odontólogo aseguran que vive en algún lugar de la localidad de San Martín, en el Conurbano bonaerense.

Tras conocerse la resolución que le otorgó la libertad a Barreda, hace dos años, el camarista penal platense Raúl Dalto, que actuó en este caso como juez de Ejecución, explicó que “quedó firme la extinción de su condena puesto que ya transcurrió el plazo que la ley exige para ello”.

El magistrado diferenció que “una pena se extingue cuando el tiempo de la condena se cumplió. Aunque otra cosa diferente es la condena social o moral que cada persona tenga” sobre el odontólogo.

“A mí me corresponde hacer cumplir la ley y él (por Barreda) ya la cumplió”, asintió Dalto. A su vez, también remarcó que esta decisión no puede ser interpretada como “un indulto, amnistía ni perdón”.

El magistrado aclaró también que Barreda no pasó 20 años preso como lo ordenaba la condena, debido a que salió beneficiado por la ley “del 2 x 1” por la que pasó un tiempo menos en prisión. “Con un cómputo doble, cumplió entre 35 y 36 años”, afirmó.

Dalto ratificó también que ese cómputo ya había sido aprobado y confirmado por un tribunal superior.

viene a visitar amigos

Barreda ahora vive de una jubilación mínima por su profesión de odontólogo, dejó por la mitad la carrera de abogacía, que había iniciado cuando estaba detenido en la Unidad 9, de 10 y 76, de La Plata. Cuando mató a toda su familia tenía 57 años. Hoy tiene 82. Sus allegados, algunos de ellos eran habitués a las reuniones en el bar Costa Azul de calle 48, lo siguen visitando en San Martín, y él viene a visitar a algunos de vez en cuando, a La Plata. Muchos afirman haberlo visto últimamente a bordo del tren llegando o partiendo desde la estación platense.

 

 

 

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