Derechos del Niño: recordar, celebrar y exigir

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Por LIC. ALEJANDRA PERINETTI (*)

El 20 de noviembre de 1989, en Asamblea General de Naciones Unidas, se aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN). Este instrumento internacional, que enfoca los derechos humanos en clave de niñez, es el tratado más ampliamente ratificado alrededor del mundo. Esto significa que los Estados firmantes deben rendir cuentas acerca de las políticas que llevan adelante para cumplir con esos derechos. Tuvieron que pasar cuarenta y un años para que los organismos internacionales comenzaran a interpelar a los niños como sujetos de derechos.

Entender a los niños y niñas como sujetos de derechos implica, además de correrse de la mirada adulto-céntrica que pretende cierta supremacía respecto de los niños y niñas, aprender a escuchar qué es lo que tienen para decir y actuar en consecuencia. Además, sitúa a los adultos como responsables del acceso al ejercicio de sus derechos.

Todos los derechos tienen la misma jerarquía y no es posible priorizar unos por encima de otros. El Estado es el primer garante del efectivo cumplimiento de los derechos de los niños, pero también lo son todos los adultos, a cargo de su cuidado, la familia, los docentes, el personal de los servicios de salud, la sociedad civil, las empresas. Toda la sociedad es interpelada desde una mirada que trasciende la compasión y para anclarse desde la perspectiva de derechos. Éste es el verdadero cambio de paradigma.

Hay mucho que festejar pero también mucho que exigir. Exigir al Estado que, desde su función de garante, genere políticas públicas que respondan a las situaciones que atraviesan las infancias de nuestro país y que promuevan un piso de verdadera equidad para todos los niños y niñas.

 

(*) Directora Nacional de Aldeas Infantiles SOS Argentina

 

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