Peligrosos y muy usados

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Distintos informes médicos coinciden en que el consumo excesivo de psicofármacos sería ya la tercera causa de muerte a nivel mundial, después del infarto y el cáncer.

Tal como detalló en su momento este diario, la polémica por esta crítica cuestión se desató a partir de un libro del psiquíatra estadounidense Allen Frances, quien encendió un alerta por el creciente costo en vidas que tiene el uso de psicofármacos en todo el mundo.

En la obra se destaca la necesidad de que se entienda que esa medicación puede generar daños y “que no todo problema humano viene de un desequilibrio químico; que la tristeza no es algo que se debe medicar”, según dice el autor.

El trabajo del especialista contiene acusaciones de peso contra la industria farmacéutica, a la que se acusa de “hacer todo lo posible por convencernos de que estamos enfermos” y pone de relieve que hoy mucha gente ve en las pastillas un atajo para solucionar su malestar aun cuando “sólo en raras ocasiones éstas son la mejor solución”.

Lo cierto es que, ya sea por problemas emocionales, hábito o estrés, el consumo y la venta de psicofármacos continúa creciendo también en nuestro país. De hecho, los medicamentos para el sistema nervioso volvieron a estar este año entre los de mayor facturación en Argentina, según datos oficiales.

En nuestro país, unos 3 millones de personas reconoce hacer uso habitual de psicofármacos, según el último estudio nacional sobre sustancia psicoactivas realizado por la Sedronar (ver nota central). Los más consumidos serían los ansiolíticos y antidepresivos, cuyo consumo es mayor entre las mujeres y aumenta a partir de los 35 años de edad.

Los especialistas, además, enfatizan en que el problema principal no pasa por una supuesta sobreprescripción médica, sino por la automedicación y la facilidad de acceso a los psicotrópicos.

 

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