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Revista Domingo |CADA VEZ SE CONSUMEN MÁS PSICOFÁRMACOS EN EL PAÍS

La vida “empastillada”

Para poder dormir, para aliviar ansiedades o para hacerle frente el estrés de fin de año, en los tiempos que corren todo parece resolverse con una pastillita. Qué dicen los expertos y cuáles son los medicamentos más consumidos

La vida “empastillada”

Quienes analizan el tema aseguran que, en la mayoría de los casos, los psicofármacos se utilizan para combatir situaciones cotidianas de estrés, de tensión o de incertidumbre

26 de Noviembre de 2017 | 07:03
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Una pastilla para dormir, otra para espantar la tristeza, una más para que la ansiedad no nos vuelvas locos y una última para no tener miedo ni palpitaciones. Sea para lo que sea, todas las soluciones a los problemas de la vida moderna parecen estar al alcance de una pastilla. Así, al menos, lo confirma el último Estudio de Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado por la Sedronar entre 2016 y 2017, según el cual el 15% de la población de entre 12 y 65 años de nuestro país consume psicofármacos con o sin prescripción médica.

“La cultura de la pastillita es tan peligrosa como la de cualquier otra droga -apunta el psiquiatra Ernesto Dabone-. Vivimos en una sociedad donde la gente cree que el Alplax o el Rivotril son inocuos, pero en realidad son ansiolíticos y su uso constante tiene consecuencias serias. No se consulta al médico y los que recetan, muchas veces, no son especialistas en el tema sino conocidos o personas a los que alguien se los recomendó. Hay gente que consume hace mucho tiempo. Les recetan una vez y otra y otra, y se transforma así en un proceso de tipo adictivo. Son adictos a las pastillas para dormir, por ejemplo, pero no lo asumen y siguen repitiendo esa conducta como si nada”.

Uno de los aspectos interesantes del trabajo de la Sedronar es el que refiere al género de los consumidores. Según sus datos, la modalidad de uso es mayor en mujeres (17,6%) que en los varones (12,8%). Hilando más fino, el estudio precisa que entre los 35 y los 49 años el 19,3% de las mujeres consumió tranquilizantes o ansiolíticos alguna vez en la vida, y que entre los 50 y los 65 la prevalencia llega al 35%. En tanto, el 4% usó estimulantes o antidepresivos.

Para Dabone, el motivo de esta demanda “hay que buscarlo en la sociedad. Se vive de manera ansiosa y con una carga violenta que dispara todo tipo de fobias y temores. Ante ese cuadro general, es casi lógico que los medicamentos del sistema nervioso sean los que más se vendan”.

Las exigencias emocionales, los problemas laborales, las inseguridades, los bajones o el estrés de fin de año. Sea lo que sea, como se dijo, en los tiempos actuales todo parece resolverse con una pastillita para estar más tranquilos. Y en ese incremento, los medicamentos del sistema nervioso son por lejos los que más demandas tienen.

El informe confirma algo que médicos y farmacéuticos conocen muy bien: el consumo y venta de los psicofármacos crece de manera acelerada en el país, y La Plata no es la excepción. Ansiolíticos y antidepresivos están en la lista de los medicamentos de mayor demanda, y preocupa el incremento de consumo en personas cada vez más jóvenes.

Según los especialistas, otra de las razones de esta tendencia es que actualmente existe más acceso a los psicofármacos y muchos medicamentos se consigue sin recetas. Según estudios realizados por la Universidad Maimónides y el Instituto Argentino de Atención Farmacéutica, de hecho, la publicidad de medicamentos incita a la automedicación o al mal uso de fármacos, problemas que se cobran en la Argentina unas 22 mil vidas por año.

Como ya fue indicado en otros estudios anteriores, entre quienes consumen tranquilizantes la mayor parte pertenece al grupo de las benzodiacepinas, que actúan sobre el sistema nervioso central y tienen efectos sedantes. De este universo, los más consumidos son el clonazepam (55,6%), alprazolam (30,2%) y diazepam (15,4%). De acuerdo a un informe de la consultora especializada IMS Health, en tanto, el nuestro es uno de los países con mayor consumo per cápita de clonazepam del mundo. En 2014 se vendieron más de un millón de unidades por día, 143% más que en 2004.

Quienes analizan el tema aseguran que, en la mayoría de los casos, los psicofármacos se utilizan para combatir situaciones cotidianas de estrés, de tensión o de incertidumbre. “Es una cultura propia de las grandes urbes”, apunta Dabone, para quien actualmente cualquier dolencia, tenga el origen que tenga, “se medicaliza con la idea que existe una pastilla para cada problema”.

Si bien la ley establece que los psicotrópicos deben venderse bajo receta, según la Sedronar “gran parte del consumo se resuelve sin prescripción y otra gran parte se da en el marco de una relación insuficiente con el profesional”. Es decir: aún en los casos donde hay un seguimiento por parte de un médico, el criterio sobre cuándo y por qué medicar con psicotrópicos no parece estar formalmente instituido. Así, es común que aparezca la figura del médico recetador o médico amigo, que se limita a hacer la receta sin un conocimiento profundo del paciente a quien autoriza a medicarse. Un sondeo realizado por la cátedra de Farmacología Básica de la UNLP mostró que el 6,9% de los jóvenes ingerían psicofármacos y que en el 39% de estos casos ese consumo era asociado a una automedicación

De acuerdo al trabajo de la Sedronar, precisamente, el 21% de los que consumieron tranquilizantes alguna vez en la vida lo hicieron sin prescripción médica o iniciaron el consumo por indicación del médico y luego continuaron por su cuenta. Entre quienes sí tenían indicación médica (78%), en el 49% de los casos fue un médico generalista quien había recetado el tranquilizante y en un 37,2% un médico psiquiatra.

De allí que resulten imprescindibles los ajustes en los controles para la venta de psicofármacos y todas aquellas investigaciones que puedan detectar irregularidades en la confección de recetas. Pero asimismo, las autoridades sanitarias y los profesionales médicos, se apunta, deberían profundizar estudios y obtener conclusiones válidas, que se traduzcan en medidas preventivas, sin perjuicio de desplegar campañas de concientización que resulten eficaces para que la población tome conciencia de los riesgos que implica el consumo de psicofármacos.

 

21%
De acuerdo al trabajo de la Sedronar, precisamente, el 21% de los que consumieron tranquilizantes alguna vez en la vida lo hicieron sin prescripción médica o iniciaron el consumo por indicación del médico y luego continuaron por su cuenta.

 

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