Chicos de Villa Elisa crearon una máquina expendedora de mate, un sueño hecho realidad

El agua a la temperatura ideal, la cantidad de yerba justa y azúcar para los que lo prefieren dulce. Modernidad y tradición

Edición Impresa

El sueño de todo matero se hizo realidad en el taller de una escuela técnica platense. Una máquina que entrega el agua a la temperatura ideal, la yerba y, para los que gustan de “los dulces”, azúcar.

En la Escuela Técnica Nº 2 de Villa Elisa, quince estudiantes de la especialidad Electromecánica crearon una “máquina expendedora de mate”. Lo moderno y práctico unido a una de las mayores tradiciones argentinas.

En el establecimiento educativo de 6 y 51, en la localidad de Villa Elisa, nació el “artefacto rectangular, que se puede apoyar sobre una mesa, que posee un espacio para colocar un termo por donde sale agua caliente a 85 grados”, contaron los creadores.

“Tiene otro espacio por el cual cae la yerba, y un tercero por donde se sirve el azúcar. Todos pueden accionarse por medio de pulsadores”, detallaron. Simple. Para materos de ley.

sin agua caliente

“La idea nació porque los chicos no tenían de dónde sacar agua caliente para el mate. Entonces, como máquinas expendedoras de agua hay en todos lados, pensamos en hacer algo que fuera más allá y tire también yerba y azúcar”, comentó el profesor de Electromecánica de la escuela técnica, Daniel Ruiz, quien orientó a los alumnos durante la materialización del proyecto.

“Nos pusimos a trabajar y en dos mes la terminamos”, acotó sobre la máquina, que “está fabricada con materiales reciclados que fuimos juntando, como hierros que había en el taller del colegio, un pedazo de lavarropas que trajo uno de los chicos, cosas que yo tenía en mi casa y chapas que encontramos en la calle”, enumeró.

El profesor explicó que las cantidades de yerba y de azúcar “son las que se emplean normalmente para un mate de tamaño estándar” y que “para la caída de esos ingredientes se colocaron motores”. A la vez, para evitar que el azúcar se humedezca, los chicos insertaron una resistencia que arroja aire caliente cerca del recipiente donde ésta se encuentra depositada.

“Tocando un pulsador sale el agua, tocando otros dos salen la yerba y el azúcar. No llegamos a automatizarla. Los elementos dejan de caer cuando uno deja de apretar. Es algo muy fácil de manejar”, apuntó Ruiz, y adelantó que “la idea es que el año que viene los alumnos de Electrónica se encarguen de la automatización del aparato” para que se pueda “pagar” con una ficha y para que, por medio de un display, se regulen tiempos y cantidades en la salida de los elementos”.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE