De favorito de Cristina, a un pabellón en la cárcel de Ezeiza
Edición Impresa | 4 de Noviembre de 2017 | 03:16

Destinado a brillar con luz propia, Amado Boudou (cumple 55 años el próximo 19 noviembre) transitó por un derrotero similar al que peregrinó la recién fallecida María Julia Alsogaray: fue afiliado a la Ucede, favorito de la ex presidenta (María Julia lo fue de Carlos Menem) y terminó en prisión acusado de corrupción.
Aimeé, como le dicen quienes lo conocen desde que pasaba música en las discos de Mar del Plata, fue uno de los líderes de la agrupación universitaria de la Ucedé (UPAU) en la Facultad de Economía de la Universidad de esa localidad balnearia.
Cuando Massa pasó a ser jefe de Gabinete de Cristina Kirchner, Boudou se convirtió en director de la Anses. Y, ya instalado al frente de la repartición que administra las jubilaciones y pensiones, le comentó al tigrense su idea de que el Estado se adueñara con los fondos de las AFJP.
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La expulsión de Massa del gobierno de Cristina Kirchner, tras la derrota electoral de 2009, le abrió las puertas del Ministerio de Economía donde, presuntamente, y a requisitoria de la AFIP de Echegaray, autorizó la adquisición de la quebrada firma Ciccone Calcográfica por parte de The Old Fund, controlada por Alejandro Vanderbroele.
Creyendo seguramente que el destino de Boudou era brillante, la ex presidenta lo eligió para que la acompañara en la fórmula, que le dio la reelección con el 54 por ciento de los votos en 2011.
Boudou ya estaba de novio con la modelo y periodista Agustina Kampfer, y su perfil desenfadado y combativo lo llevó a zapar con la banda de rock La Mancha de Rolando, liderada por Manuel Quieto, sobrino del desaparecido militante montonero Roberto Quieto.
Mimado por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, amagó con ser candidato a jefe de Gobierno porteño, con el respaldo del líder camionero, Hugo Moyano.
Sin embargo, su estrella comenzó a apagarse a poco de llegar a la vicepresidencia de la Nación.
En una investigación periodística se lo acusó de querer apropiarse de la firma Ciccone (compañía que fabricaba los billetes de la moneda argentina) a través de The Old Fund, controlada por Vanderbroele, a quien señalaban como el testaferro del vicepresidente de la Nación.
Boudou negó siempre esos cargos y Vanderbroele aseguró que nunca conoció al compañero de fórmula de Cristina “ni de vista”.
Las denuncias en su contra comenzaron a acumularse y se convirtió en uno de los funcionarios del gobierno de Cristina Kirchner con más causas ante la Justicia, y en junio de 2014 en el primer vicepresidente argentino en ejercicio procesado (por supuestos sobornos en la causa Ciccone).
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Ante cada sesión que presidía en el Senado, los legisladores de la oposición tomaban turnos para leer las acusaciones en su contra y le reclamaban que diera un paso al costado.
Aislado, terminó su mandato y comenzó su periplo por los tribunales nacionales que, tras su detención, culminó en el penal de Ezeiza.
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