Cinco motivos para "enloquecerse" en diciembre

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Dentro de las causas por las que se produce la típica aceleración de fin de año, están estas razones de tipo social y cultural que afectan a una inmensa cantidad de personas:

1- La sensación de no haber cumplido las metas del año.

2- La presión autoimpuesta o externa de que hay que cerrar temas “sí o sí” (balances, evaluaciones de desempeño en el trabajo, proyectos, etc.).

3- La disyuntiva que siempre se presenta acerca de cómo atravesar las fiestas.

4- Una visión desmesurada de lo que significa “el año nuevo” con su cúmulo de buenos deseos, proyectos e intenciones.

5- La inevitabilidad de que el año se termina, y quedarán varias cosas sin haber concretado o alcanzado.

En su combinación, estos factores, entre otros, producen una particular destilación de adrenalina, vértigo y hasta confusión respecto a la mejor forma de encarar este tránsito hacia el nuevo año que comienza. En la pérdida del equilibrio vital, se potencian otros aspectos como la irritabilidad, la imposibilidad de decir que no a cúmulos de compromisos, y hasta el disfraz que muchos suelen ponerse para “parecer” felices y con buenas intenciones, por más que por dentro las emociones digan otra cosa.

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