Técnicas para mejorar la comunicación en la pareja

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Aunque al principio de toda relación las cosas fluyen estupendamente y hasta parece que en muchos casos se leen mutuamente el pensamiento, con el paso del tiempo, cuando la relación se asienta, no siempre es posible mantener una buena comunicación en la pareja.
Y considerando que la comunicación en la pareja es uno de los factores más importantes para asegurar el bienestar de ambas partes, estos fallos pueden derivar en un problema que pueda deteriorar la relación o dañarla gravemente.
Los psicólogos especialistas en pareja de TherapyChat dan algunos consejos sencillos y efectivos para comunicarte mejor con la persona que está a tu lado.

Si últimamente notás que cuando intentás conversar con tu pareja todo acaba en gritos e insultos, debés aprender una regla de oro: escuchá para entender lo que te dice, no escuches para conseguir material que te permita planificar tu respuesta.

Escuchá activamente. No basta simplemente con oír al otro. Hay que escucharlo activamente, prestando atención a lo que dice, a cómo lo dice y por qué lo dice, antes de poder dar una respuesta que mejore la situación de discusión. Si no hacemos esto, acabaremos incurriendo en gritos e insultos.
Expresate tranquilamente. Es normal que ante una discusión tengas un estado de nerviosismo. Sin embargo, para no acabar cometiendo faltas de respeto o subiendo el tono más de lo necesario, debes calmarte y expresar tu opinión de forma tranquila. De esta manera, la otra persona se mostrará dispuesta a escucharte y valorarán una solución juntos. Una forma muy efectiva de evitar los gritos es pedirle a la otra persona que te avise cuando le estés chillando para que puedas calmarte.

Cuidar el lenguaje corporal: tu lenguaje corporal debe ser relajado, en una postura cómoda que indique que estamos dispuestos a escuchar y atender lo que la otra parte nos dice. Si nuestro lenguaje corporal se torna agresivo, la otra persona se pondrá a la defensiva y no habrá forma de llegar a un acuerdo.

Utilizar palabras afectuosas: recomiendan entender que las discusiones son algo normal dentro de una pareja. No por discutir existe menos amor, por ello, hablar calmadamente y utilizar los mismos apelativos cariñosos que siempre puede ayudar a relajar el ambiente y disminuir la tensión de ambos. Simplemente hablá como hablarías de cualquier otro tema con tu pareja.

Expresar tus sentimientos: muchas veces podemos herir los sentimientos de otra persona sin darnos cuenta. De hecho, ocurre más veces de las que pensamos. Por ello, debemos expresar nuestros sentimientos a nuestra pareja. De esta forma, ella podrá ver y entender cómo nos sentimos o nos hemos sentido. De igual forma descubrirás cómo has dañado a tu pareja y juntos podrán arreglar dicha situación.

Centrarse en lo positivo: la mente y la comunicación deben ir enfocadas hacia lo positivo de la misma, que es el hecho de llegar a un acuerdo. Si nuestra comunicación se centra en la solución de los problemas, podremos acabar de buen término con el enfrentamiento y dar por solucionado el asunto. De lo contrario, la discusión tendrá una segunda parte aún peor.

Nada de reproches: no es aconsejable reprochar nada a nuestra pareja durante una discusión. Normalmente, en estas situaciones las dos partes se sienten nerviosas y con tensión. Por ello, los reproches pueden molestar aún más de lo que suelen molestar en otra situación. Así pues, hacer un reproche en medio de una discusión podría desencadenar una pelea que evitaría el hallazgo de una solución.

Estás teniendo una discusión ahora, no es la del mes pasado: al igual que los reproches no ayudan, tampoco lo hace el hecho de hacer referencia a discusiones pasadas. Lo pasado, pasado está y nos debemos centrar en solucionar el problema que tenemos delante, no en aquel que ya se solucionó. Durante un momento así hay que centrarse en solucionar lo que ocurre.

Asumir tu responsabilidad: de nada sirve escuchar, guardar el respeto y estar tranquilos si no asumimos nuestra parte de culpa. En un conflicto siempre hay dos personas y cada una de ellas tiene su responsabilidad. Y, para solucionar adecuadamente dicho problema, asumir la parte de culpa de cada uno es primordial para saber en qué hemos fallado y cómo podemos mejorar.

No culpes al otro: cada uno debe darse cuenta de su parte de culpa por sí solo. Si culpás al otro de algo sin asumir tu propia culpa, harás que la otra persona se cierre y no entienda a razones.

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