Comprometido, nunca olvidó sus orígenes

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María Ibarlín
Actriz

A Lito lo conocimos cuando se creó el Instituto Nacional del Teatro (1996), fue uno de los tantos que durante mucho tiempo trabajó para que existiera ese organismo que aportara al desarrollo cultural.

Tenía siempre muy en claro que el trabajo del teatro debía ser una actividad protegida por el Estado y así lo hizo, poniendo su nombre y su trayectoria al servicio de sus compañeros, los más viejos y los más novatos.

Jamás olvidó sus orígenes, siempre tuvo presente lo difícil que es vivir de esta profesión.

Cuando tuvo oportunidad, volvió a pensar en un organismo provincial para que el teatro bonaerense tuviera también otra empuje, y si bien el Consejo Provincial del Teatro Independiente fue pensado por otros tantos trabajadores, su nombre era la clave para abrir la puerta que concretara tantos sueños.

Como director del Coliseo Podestá, desarrolló un programa integral para que la historia pudiera ser contada desde el teatro y reunió a dramaturgos, directores, actores y espacios teatrales de la ciudad generando así una movimiento productivo y creativo, siempre dando trabajo.

Un día hizo una función en una cárcel, y ahí trasladó ese programa para acercar a los internos de las unidades a la historia y el teatro. Ese programa se fue ampliando y transformando y desde el 2011 está en actividad.

Lito hizo que el teatro sea una familia a la que nos invitaba a ser parte siempre.

 

 

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