La dueña de una juguetería, otra víctima del descontrol que afecta al centro platense

Los chicos golpeaban la vidriera de su local y, cuando intentó sacarlos, apareció la mujer, que le pegó con una mochila en el rostro

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En el Centro de La Plata se viven horas de violencia y descontrol. A la ola de inseguridad, que castiga a todos los comerciantes por igual, ahora se le suma una situación urbanística que no respeta normas ni parámetros de ningún tipo. Por eso puede pasar cualquier cosa, como la que ayer denunció Liliana Teresa Goñi (66), propietaria de la juguetería “Planeta Mágico”, que está situada en la calle 6 entre 47 y 48.

La mujer, en diálogo con este diario, contó que poco después de las dos de la tarde estaba dentro del negocio, sola, y escuchó que golpeaban repetidamente la vidriera.

Enseguida citó que vio que eran “cuatro chiquitos, de entre 4 y 6 años, que estaban junto a una mujer que acostumbra pedir limosna en los cajeros automáticos del Banco Provincia, en 6 y 47”.

Molesta por la situación, Goñi se acercó a la puerta de entrada y le reprochó a los menores lo que estaban haciendo. Pero la madre intercedió, aunque para mal.

“Se enojó y me insultó bastante”, reconoció la comerciante, que añadió: “Ahí fue que me pegó fuertemente en la cara con la mochila que tenía encima. Estoy segura que dentro de esa mochila había una piedra o algún otro elemento contundente, porque sentí un impacto así”.

Pese a que sostuvo que el golpe le causó un enorme dolor, “de la bronca empecé a correrla, pero ella enseguida agarró en dirección a Diagonal 80”.

Luego hizo saber que “con esta mujer ya tuve otros incidentes en la juguetería, porque ha venido de mala manera a pedir o simplemente a molestar diciéndome cosas desagradables”.

También citó que “antes pedía limosna en la puerta de la Basílica San Ponciano y en la plazoleta que está frente a Edelap. Pero se ve que la corrieron del lugar y se vino para acá”.

La comerciante, que evidenciaba un hematoma sobre su pómulo izquierdo y, un pequeño derrame sobre el ojo, le dijo además a EL DIA que “voy a tener que hacerme ver por un oculista, para ver si tengo alguna lesión”.

ACECHADA

En otro pasaje de la nota con este diario, Goñi destacó además que “desde marzo ó abril pasado” viene padeciendo, igual que muchos otros comerciantes del radio céntrico platense, la presencia de menores que integran la ya tristemente famosa bandita que frecuenta la zona.

“Algunos de estos pibes entran al negocio, me piden que les de algo y si no lo hago se empiezan a poner pesados”, sostuvo.

Por tal razón, se decidió a “sacarlos apenas se meten acá, porque seguro que en algún descuido me van a robar”.

Aseguró que esa postura, al parecer, ya es conocida por algunos integrantes de la banda. Y al respecto hizo saber que “hace poco entraron algunos de estos pibitos y al verme uno de ellos les dijo a los otros `no, vamos, que está la vieja loca`. Claro, lo que pasa es que a veces atiende también mi hijo”.

Goñi manifestó, sin disimular su bronca, que “no hay derecho a trabajar teniendo que soportar el asedio de estos menores de edad, que también tienen en jaque a otros comercios”.

Por el episodio de ayer, confesó que no radicó la denuncia. “¿Para qué? -preguntó- si pierdo el tiempo en ese trámite y nadie hace nada por tratarse de menores”.

Y definió la presencia de esos menores como “un karma” y acotó que “una ya no sabe más que hacer ante estas situaciones”.

Y definió al Centro platense como “un lugar que se volvió peligroso”.

Goñi además refirió que “hace 23 años que está este local y ya nos robaron más de 20 veces. Es una situación que lleva al hartazgo”.

Por todo esto, hay muchos que le apuntan a las denominadas “puertas giratorias” de las comisarías.

Con llamativa facilidad, mientras las víctimas se pasan horas haciendo trámites administrativos, los adolescentes que delinquen entran y salen sin hacerse mucho problema con la ley, los antecedentes o la Policía.

Sólo con el único requisito que algún familiar los pase a buscar, su destino estará otra vez a la calle y a la espera de dar el nuevo golpe.

 

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