Temer logró poner a un ministro aliado en la Corte Suprema

El Senado confirmó a Alexandre de Moraes, titular de Justicia, como nuevo miembro del máximo tribunal

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BRASILIA.- El Senado brasileño confirmó ayer al ministro de Justicia saliente, Alexandre de Moraes (48), para que se integre a la Corte Suprema, con lo que hizo a un lado las dudas sobre sus vínculos con el asediado presidente Michel Temer en un momento en el que el máximo tribunal supervisa las investigaciones de corrupción de altos políticos.

De Moraes, un incondicional de Temer, ocupará en el Supremo la vacante que dejó, en enero pasado, la muerte del juez Teori Zavascki, quien era hasta entonces el instructor de la investigación sobre la red de corrupción que operó en la petrolera estatal Petrobras y que falleció en un accidente aéreo.

Desde mayo, cuando Temer asumió el poder primero en forma interina y luego definitiva tras el juicio político que condujo a la destitución de la ex presidenta Dilma Rousseff, De Moraes ocupó el cargo de ministro de Justicia. Durante su gestión recibió numerosas críticas, sobre todo en los últimos meses, cuando se desató una fuerte ola de violencia en las cárceles, con graves reyertas en las que murieron unos 150 presos. En las últimas semanas, mientras ya preparaba su candidatura al Supremo, hubo recurrentes huelgas de policías que tuvieron su peor expresión en el estado de Espirito Santo, que se sumió en una ola de caos y saqueos con más de un centenar de muertos en hechos de violencia.

Pese al extenso trabajo académico del nuevo juez del Supremo, su candidatura suscitó malestar en algunos sectores por su marcado carácter político y el hecho de que jamás ejerció como juez /aunque sí fue fiscal en San Pablo), entre otras razones. También se conjeturó que su presencia en la Corte podría servir para “proteger” a decenas de políticos de la base de Temer y al propio mandatario, sobre quienes recaen sospechas en relación a la trama corrupta que operó en Petrobras.

Ese escándalo salpica a dirigentes de todo el arco partidario y podría extenderse con los testimonios dados a la Justicia por 77 ex directivos de la empresa constructora Odebrecht, que prometen sacudir a todo el sistema político e implicar incluso a varios ministros con los que De Moraes compartía hasta ahora el gabinete. El nuevo magistrado rechazó que pretenda amparar a corruptos desde el Supremo y garantizó que su actuación en la Corte se ajustará a “la Constitución y a las leyes”.

De Moraes es considerado un jurista de “línea dura”, con una línea ideológica claramente volcada hacia la derecha y un carácter a veces explosivo que le ha valido más de una polémica en los cargos públicos que ha ocupado.

Es autor de varios libros sobre Derecho Constitucional, entre ellos uno que lleva precisamente ese nombre, que llegó en 2016 a su 36ª edición y del que ya se vendieron más de 500.000 ejemplares, cifra extraordinaria para obras de esa naturaleza. En otro trabajo académico, publicado hace 16 años, se pronunció en contra de que “personas que ejerzan cargos de confianza en el Gobierno sean propuestos por el presidente como magistrados de la Corte Suprema”, lo que pareció olvidar al aceptar su candidatura.

Sus críticos lo acusan de plagiar algunos de sus textos legales y de tener vínculos con una cooperativa de transporte que supuestamente tiene nexos con delincuentes.

 

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