Al museo, desde el baño

Junior Fritz Jacquet causa sensación con sus obras creadas con papel higiénico

Edición Impresa

Por Nicolás Isasi

De los múltiples formatos y soportes que existen en el mundo del arte, creo que sin dudas la elección de este artista francés, lo hará pensar sobre el potencial de sus elementos de uso cotidiano.

Nacido en Haiti, Junior Fritz Jacquet estuvo fascinado desde pequeño por los papeles. Nada extraño hasta el momento. Junto a su mentor, Vincent Floderer, tuvo una gran experiencia y crearon el centro internacional de investigación sobre el modelado de papel en París “Centre de Recherche Internationale de Modélisation par le Pli”. Lo inusual del asunto es que la mayor fascinación de Junior comprende el mundo de los papeles higiénicos.

MUCHA IMAGINACION

Con mucha imaginación y creatividad, inspirado en la técnica japonesa llamada origami, Fritz creó su propio estilo transformando los rollos de papel en verdaderas obras de arte. En su propio sitio web, JFJ (nombre de la marca con sus iniciales) se define como creador y artista del papel. Al inicio de ella, dice “yo no conozco ninguna ocupación más deliciosa que cultivar el papel” y no deja de ser fiel a su mayor pasión. Solo que su elemento de trabajo es ni más ni menos que el famoso rollo del baño. Algo tan simple y cotidiano, pasa a ser un elemento que combina el arte con la ecología, ayudando también a reciclar los cientos de rollos que se descartan normalmente a la basura.

Su trabajo consiste en moldear cada cilindro de cartón, previamente forrado y aplastado, de manera tal que vaya cobrando una forma de anatomía humana, con extraños rasgos en sus caras. Tan solo con armar una boca, una nariz y los ojos, cada expresión del rostro es diferente, extravagante y única. Cuando el modelo ya está creado, se pinta cada figura con colores al óleo o con laca y se montan en diversos soportes para su exposición. Desde hace años es muy reconocido por sus pares y participa de cada encuentro d “Master of Origami”, un evento de prestigio internacional. Fue invitado de honor en la celebración del segundo aniversario de la Escuela Museo de Origami de Zaragoza (España), uno de los museos de origami más importantes del mundo. Allí se exponían obras suyas como la de un tronco de árbol realizado con 80 centímetros de ancho y 35 metros de largo. Sus obras cobraron tal trascendencia que llegaron a exponerse en los santuarios plegables más grandes que existen, como la Galería de Origami de Tokio, en Japón; y en el Mingei International Museum de San Diego, en Estados Unidos. Mientras tanto, ofrece cursos y decora vidrieras de reconocidas marcas a la vez que lleva a cabo sus proyectos individuales.

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