Dramático informe sobre la magnitud de la pobreza infantil en el Gran La Plata

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El informe dado a conocer en las últimas jornadas, elaborado por un centro de estudios, según el cual el 34 por ciento de niños y jóvenes de entre 0 y 16 años que habita en el Gran La Plata vive en la pobreza, expone la magnitud de un drama social que debe ser enfrentado y combatido por la sociedad

Según se informó, el 36,59 por ciento de las personas radicadas en nuestra zona que están por debajo de la línea de pobreza moderada (estimada en 3.811,30 pesos mensuales) son niños y niñas y el 39,69 por ciento de las personas que están por debajo de la línea de pobreza extrema (1.564,01 pesos mensuales) se encuentran en este grupo etario.

El trabajo realizado por el Centro de Estudios para la Gobernanza, titulado “Análisis de la Pobreza y la Desigualdad en el Aglomerado Gran La Plata” realiza un análisis de la pobreza y la desigualdad en la ciudad de La Plata y su finalidad es la de constituirse como una herramienta de base orientada a informar la toma de decisiones y potenciar los niveles de colaboración entre Estado y sociedad civil, según explicaron integrantes de la entidad.

Cabe recordar que en septiembre de 2016, luego de varios años de carencia absoluta de datos oficiales al respecto, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) volvió a difundir cifras sobre pobreza en el país, medida a partir de los ingresos. Según ese informe, que tomó como período de análisis el primer semestre del año pasado, el 32,2 por ciento de los habitantes del país vive en condiciones de pobreza, mientras que el 6,3 por ciento son indigentes. Los porcentajes equivalen a 8.772.000 personas pobres y 1.705.000 habitantes que viven en la indigencia, precisaron desde el organismo.

Como contexto preocupante, podría recordarse que, hace poco tiempo, la representante en Argentina de Unicef llamó la atención sobre la gran “disparidad” de ingreso per cápita que existe entre habitantes de las provincias argentinas, ya que en las regiones del noreste y noroeste del país un niño tiene 6 veces más de probabilidad de caer en la pobreza que en Buenos Aires.

En ese informe se habló de una pobreza más estructural que la monetaria, en la que los niños trasladan todas las privaciones a su vida adulta y la situación se va reproduciendo a sí misma. De hecho, el 19 por ciento de los que no son pobres por cuestiones de ingresos, sí lo son por dimensiones como la educación o la vivienda inadecuada.

En cuanto a los datos extraídos en nuestra zona, se ha señalado anteriormente en esta columna que, como solución perentoria, el Estado de conjugar esfuerzos de las distintas jurisdicciones -la Nación, la Provincia y los municipios- para crear una red de protección que resulte eficaz en los bolsones de mayor pobreza. En esa dirección debe apuntar toda la política de asistencia social, en programas coordinados con los sistemas de salud y de educación de las distintas órbitas estatales.

Como aquí se ha dicho muchas veces, la pobreza infantil muestra el aspecto más cruel e inaceptable de realidades que deben superarse a todo trance. El espíritu solidario ha hecho una fuerte contribución a atenuar las necesidades extremas en zonas afectadas por la marginalidad y la pobreza. Pero desde ya que no es suficiente. El Estado tiene, por supuesto, un rol fundamental en una tarea que no acepta desmayos ni omisiones.

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