La brecha entre el paro y el reclamo

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• Los sindicatos empiezan a reconocer que el paro se agota. Los niveles de adhesión han bajado; la presión de los padres se hace sentir y el propio Frente Gremial exhibe matices y diferencias. ¿Eso significa que el reclamo se ha debilitado? No necesariamente.

• Encuestas que circulan en estos días muestran, por un lado, que la opinión pública hace diferencias: la mayoría no está de acuerdo con la persistencia de la huelga pero apoya el reclamo de los docentes.

• Entre los propios maestros, las cosas no son tan lineales. Muchos van a trabajar, no paran, pero eso no significa que no estén consustanciados con el reclamo. Van a las escuelas porque muchos no pueden absorber los descuentos que ya empieza a hacer el Gobierno por los días nos trabajados. Diez días de paro, en el bolsillo de un docente promedio, pueden representar unos 6.000 pesos menos. Es un costo que muchos no pueden pagar. Existe, además, la idea de que esta vez no habrá reintegros. Hay un fallo judicial de segunda instancia que avala los descuentos; se ha consolidado -en ese sentido- una sólida jurisprudencia y el Gobierno ha dado muestras, además, de que no está dispuesto a negociar los descuentos.

• Sin embargo, los maestros que van a trabajar para no sufrir las quitas salariales, no necesariamente cuestionan la continuidad del paro.

• Todo indica que hoy se podría abrir una nueva instancia de diálogo y que los gremios probablemente empiecen a diseñar una estrategia de reclamo por fuera del paro. ¿Se resolverá de esa manera el conflicto? La respuesta no está clara. Una cosa es el paro y otra el reclamo. Aunque parezcan similares, son cosas distintas.

 

 

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