“Llegó tarde y nos dejó un gusto amargo”

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La condena del cura Julio César Grassi “llegó después de muchos años y dejó el sabor amargo de una Justicia que no escuchó a las otras dos víctimas”, sostuvo Nora Shulman, directora del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño (Casacidn).

“La condena a Grassi fue por los abusos cometidos contra el joven conocido como Gabriel. Estamos conformes con eso pero no podemos olvidar que había en el juicio otros dos jóvenes que testimoniaron en su contra y sus dichos fueron desestimados”, explicó la titular del Casacidn.

Por su parte Jorge Calcagno, quien representó en el juicio oral a Luis, otro de los jóvenes abusados, dijo que tanto su representadocomo Ezequiel, el otro joven que testimonió contra Grassi, “no fueron escuchados y sus dichos fueron desestimados, pero según la propia Procuraduría General de la Nación estaban comprendidos por la misma problemática”.

“Esto significa que sus testimonios acreditaron las acusaciones y la condena seguramente hubiera sido el doble que la actual”, precisó Calcagno. Durante el proceso, el cura permaneció bajo un régimen de libertad morigerada y cuando recibió la condena firme de la Suprema Corte Bonaerense quedó detenido en el Penal de Campana, donde actualmente cumple la condena.

 

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