Tras el escándalo de la “carne podrida”, Brasil quiere recuperar mercados

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BRASILIA.- El ministro de Agricultura de Brasil, Blairo Maggi, reconoció ayer que la imagen del país como exportador quedó “arañada” por el escándalo de la carne adulterada, pero aseguró que se propone “reconquistar los mercados” externos.

Maggi insistió en una rueda de prensa en que las irregularidades detectadas no suponían “riesgos para la salud” de los consumidores y señaló que se trataba de “problemas de documentos”, fallas en la fiscalización o mezclas de carnes en proporciones equivocadas. También confirmó que, de las 21 plantas que son investigadas por ese asunto, a las que se les cancelaron temporalmente las licencias de exportación, tres fueron clausuradas la semana pasada y ayer ocurrió lo mismo con otras tres.

Destacó, sin embargo, que “no se encontró en esas plantas ningún producto que pueda afectar la salud, sino obstáculos frente a la fiscalización o problemas de control”, entre los que citó unas salchichas de pavo que contenían un alto porcentaje de carne de pollo, lo cual supone un “fraude” pero no un riesgo sanitario.

21 plantas sospechosas

Maggi indicó que las inspecciones en las 21 plantas sospechosas (entre ellas los gigantes frigoríficos JBS y BRF) terminaron y que ahora se espera el resultado de los análisis de las muestras tomadas por los fiscales para decidir cuáles podrían ser las eventuales sanciones.

El escándalo cobró dimensiones internacionales y una veintena de países anunciaron restricciones temporales a las importaciones de carnes brasileñas, aunque, según Maggi, en la gran mayoría de los casos se refieren sólo a las 21 plantas a las que ya se les suspendió el permiso para exportar.

Brasil es el mayor exportador mundial de carne bovina y de pollo y el cuarto en el sector de cerdos, y el ministro calculó la semana pasada que podría perder 10% del mercado externo por este caso, lo que supondría perjuicios por unos 1.500 millones de dólares.

Según la investigación de la Policía Federal que destapó el caso, se comprobó que las firmas implicadas sobornaron a fiscales sanitarios para que autorizaran la venta de carne vencida, “maquillada” con productos químicos para mejorar su aspecto.

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