Las razones detrás del veto presidencial

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Tras recorrer un largo camino, la llamada Ley de Trombofilia murió en diciembre del año pasado apenas nacer. A pocos días de ser aprobada por el Congreso de la Nación, esta norma que buscaba convertir en rutina la detección precoz del trastorno, fue vetada por un decreto presidencial en base a su falta de necesidad.

Promovida desde una organización civil con el aval de unas 24 mil firmas, la norma establecía que los análisis para su detección fueran realizados de rutina entre mujeres en edad fértil y se incorporara al Programa Médico Obligatorio (PMO) tanto el tratamiento como la medicación.

El presidente Mauricio Macri entendió sin embargo que una ley de este tipo sólo “se justificaría en el caso de tratarse de una patología desconocida y/o no correctamente diagnosticada”, dos condiciones que a su entender no reunía la trombofilia.

Lo cierto es que antes de su veto, la norma ya venia siendo seriamente cuestionada por entidades profesionales de la salud, que se quejaban de no haber sido consultadas. Una de las críticas más duras surgió del Grupo Cooperativo Argentino de Hemostasia y Trombosis, según el cual “estudiar a todas las mujeres en edad fértil no redunda en una eficaz prevención” y “dado el alto costo de los estudios”, la norma iba a generar además “innecesarias erogaciones al sistema de salud”.

 

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