El complejo panorama del tránsito

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Es una conversación ineludible en cualquier esquina y a bordo de cualquier taxi, se habla en las oficinas y se habla en los hogares: el tránsito en la Ciudad se ha vuelto un caos fuera de control. El crecimiento del parque automotor, la falta de señalización y la falta de inspectores se volvieron un combo, cuya preocupación ciudadana, al fin, comienza a penetrar los muros del palacio municipal y el Concejo Deliberante, con análisis y acciones aún incipientes o de “tanteos” de prueba.

Las extensiones de señalización amarilla en las esquinas en las diagonales han servido como un espacio ordenador que ganó el peatón, aunque para nada representan una solución en ese sentido. Pero el tránsito en la ciudad transcurre en el mayor desorden.

Hace tiempo que el Ejecutivo prepara una prueba piloto para construir carriles exclusivos para los colectivos en la calle 54, en el segmento que va desde plaza Moreno a plaza San Martín. Pero con fondos nacionales que aún se tramitan, esas cinco cuadras aún no fueron materia de intervención. Está claro que la cosa reviste la complejidad de analizar el impacto que la medida tendrá en el flujo vehicular que va hacia la avenida 7 y el paso de los autos particulares, pero la idea –hay que decirlo- tiene más de un año.

La construcción de bicisendas también lleva ese tiempo. Sólo está en ejecución una obra en la avenida 72 entre 131 y 137. El resto, varias más, todavía pertenecen a la categoría de “proyectos”. Hay que decir también que no todas son materia de ejecución municipal: más de una será realizada directamente por el gobierno nacional.

Pero lo concreto es que esta demora llevó a la que en el Concejo Deliberante se vote la creación de una comisión que analice estos circuitos. La realidad se impone: en medio del gran desorden del tránsito, el uso de la bicicleta es un transporte que crece no sólo entre deportistas y universitarios.

Otra realidad que golpea las puertas de la política local pasa por encontrar una capacidad de respuesta frente al importante número de accidentes de tránsito que cuenta la Ciudad todos los días. La secretaría de Control Ciudadano creó un observatorio con el que contabiliza las áreas más problemáticas, y en el Concejo ya el año pasado se votó la capacitación de los agentes del estacionamiento medido para rejerarquizarlos como inspectores y que salgan a aplicar multas de todo tipo. Pero no se notan cambios y la creación de comisiones y observatorios de un problema tan grave sirve como excusa para que todo siga igual.

La Ciudad los está esperando, porque en este contexto también se votó recientemente en el cuerpo deliberativo un duro incremento para las sanciones a la obstrucción de las rampas de discapacitados y la creación de órgano consultivo para los temas de tránsito. En discusión también entrará próximamente la incorporación de una suerte de “probation” como forma de pena a infractores que pueda aplicar la Justicia de Faltas.

Por eso, más allá del endurecimiento de cualquier sanción –infracciones como cruzar en rojo fueron llevadas a montos que alcanzan hasta los 28.000 pesos- es importante contar con buena señalética y agentes que, vigilantes, estén ahí para aplicarlas y que su existencia no sea meramente testimonial.

“En esta ciudad no se puede manejar más”, repiten incesantes los taxistas en las paradas de las plazas. Desalentar el uso del auto en el centro se impondrá en el futuro como una opción, teniendo en cuenta el enorme aluvión que cada mañana ingresa al casco desde la zona norte, la avenida 44 y el sur. Pero, “¿Con el transporte público cómo estamos?”, es otra respuesta natural que se hacen muchos vecinos de las localidades y que naturalmente, se impondrá en la agenda del futuro como una necesidad evidente.

Mientras la ciudad crece horizontalmente y se extiende, los servicios no acompañan esa expansión. Y los accesos -avenida 44, y los caminos Belgrano y Centenario- colapsan sin que se analice el problema de fondo.

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