Un tema que llegó a la pantalla grande

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Pablo Trapero, el famoso director de cine nacional, se entrevistó durante meses con abogados honestos y con los “rompe-huesos”.

Así dio a luz a su película “Carancho”, de 2010, protagonizada por Ricardo Darín, que encarna a esta clase de letrados siempre al acecho de un nuevo cliente, involucrado en algún accidente de tránsito.

Sin entrar en detalles que le arruinen la trama a quienes aún no la hayan visto, el film es una buena explicación de cómo el sistema de estafas funciona como un engranaje aceitado, donde siempre habrán policías, camilleros o médicos listos para pasarle el aviso al abogado, principal encargado de obtener la indemnización. Alrededor de él, todos están atentos a su tajada.

La trama es descarnada y, aunque suene increíble, se basa en una historia de amor.

“Carancho” expresa con dosis muy altas de realismo un submundo que a veces pasa desapercibido, pero que está ahí al alcance de cualquiera que lo quiera mirar. No muy lejos de sus vidas cotidianas.

 

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