De la noche a la mañana, en tan solo 90 minutos
Edición Impresa | 18 de Junio de 2017 | 05:02

Por MARTIN CABRERA
COMENTARIO
Estudiantes necesitaba ganar. No podía permitirse otro resultado luego de una semana para el olvido, que comenzó con la inexplicable eliminación en la Copa Argentina, la posterior renuncia de Nelson Vivas, el escándalo mediático con Lucas Nardi y el enojo de Juan Sebastián Verón. Le ganó 2-0 a Belgrano, sin despeinarse (pero sin jugar de manera brillante), para cambiar crisis por ilusión y dejar de lado la preocupación para sacar cuentas otra vez con su chance concreta de meterse en la próxima Copa Libertadores.
Por esas cosas del fútbol, el plantel que parecía en crisis por haber perdido contra Sport Club Pacífico, en 90 minutos cambió todos los análisis posibles: cerró el sábado en zona de Libertadores y depende de que hoy no ganen Newell’s o Independiente para que la fecha sea mejor todavía.
Hace una semana los hinchas se indignaban por la derrota en la Copa Argentina. La mayoría la consideraba la más humillante de la historia del Club. Incluso fue tan fuerte la presión que hasta el técnico con un alto porcentaje de efectividad tuvo que marcharse. Seis días después otras son las miradas. ¿No se habrá castigado demasiado a sí mismo por un partido?
Lo concreto es que ayer recuperó el eje. Jugó regular pero igual no tuvo dificultades para derrotar al peor equipo del torneo: Belgrano, que marcha último de 30 equipos y por lo mostrado ayer en Quilmes lo tiene bien merecido.
Con poco le alcanzó a Estudiantes para ganar. Digamos que con la presión ejercida sobre los laterales en el primer tiempo pudo inclinar la balanza. Fue mejor que el Pirata sobre todo en actitud, algo que su rival careció por completo en los primeros 45 minutos.
El primer gol, el que empezó a conducir al equipo a la victoria, llegó a los 18 minutos. La perdió Cristian Romero en la mitad de cancha y Javier Toledo, el que robó, inició la contra. El colombiano Juan Otero recibió la pelota en velocidad y encaró al arquero Lucas Acosta. Pero definió mal y pegó en el palo. Por suerte para el Pincha en el rebote Toledo la mandó al fondo del arco. Gol, justicia y desahogo.
El gol no cambió el trámite del partido. Estudiantes siguió dominando en el medio y presionando a los laterales rivales. Fue bueno el trabajo de Sebastián Dubarbier por izquierda y el tándem Sánchez-Aguirregaray por derecha. Nunca puso en riesgo su victoria, salvo con un remate cruzado de Melano a los 35 minutos que pasó cerca del palo izquierdo de Andújar.
Por eso no sorprendió el segundo gol, en el cierre del primer tiempo. Córner desde la izquierda de Dubarbier para que Leandro Desábato, de cabeza, marque el gol, el que terminó de bajarle la persiana al partido, el que le empezó a devolver la sonrisa a jugadores, dirigentes e hinchas. Y también al Chino Benítez, que sin medidas brillantes estabilizó el barco y lo sacó a flote.
El segundo tiempo estuvo de mas
Si el partido en el primer tiempo había sido ordinario, en el complemento directamente fue un dolor de ojos. Para colmo, empezó a cambiar el clima y lo que era una tarde primaveral se convirtió en una jornada gris, fría y ventosa. Insoportable.
Belgrano puso un poco más de ganas y con pelotazos se arrimó hasta el área local. Pero jamás, en esos 45 minutos, tuvo al menos con una situación que hiciera revolcar a Mariano Andújar o a los defensores.
Estudiantes tuvo un par de contras como para liquidar el partido, pero no pudo ni supo cómo hacerlo. Prefirió mantener el orden y dejar pasar los minutos. No estuvo mal, teniendo en cuenta la pobreza futbolística de su rival.
Así llegó al final con la victoria bajo el brazo, que trajo alivio y tres puntos clave para ir en las últimas dos fechas por el objetivo de meterse en la próxima Copa Libertadores. Si gana los dos encuentros que restan con seguridad conseguirá el objetivo. Si suma cuatro puntos podría ser.
No le sobra nada, pero lejos está de ser un plantel en llamas. Perdió un partido increíble la semana pasada, es cierto, y todo se le fue de las manos. Con lo poco que le queda en el tanque de nafta irá por un objetivo que asoma más que seductor. En el fútbol, las crisis no duran para siempre. Al Pincha le duró seis días.
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