“ ‘El Gran Macabro’ es un triunfo de la vida sobre la muerte a través de la risa”

La muerte se emborracha y pierde en la corrosiva ópera de György Ligeti, que se presentará por única vez el domingo en el Teatro Argentino

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“El Gran Macabro” “es verdaderamente un triunfo de la vida sobre la muerte a través de la risa”, afirma Pablo Maritano, el encargado de la puesta en escena de la obra programada en el Teatro Argentino y compuesta por György Ligeti, la gran apuesta de la temporada operística de la institución.

Y “El Gran Macabro” está llegando: a pesar del conflicto gremial que retrasó la fecha de estreno y que continúa (ver aparte), el Argentino pondrá en escena el domingo, en una única función, la ópera compuesta por Ligeti con libreto del propio compositor y Michael Meschke, basado en la obra teatral “La Ballade du Grand Macre” de Michel De Ghelderode, que podrá verse en versión integral por primera vez en Argentina, luego de que el Teatro Colón, a causa de un conflicto gremial, tuviera que adaptar en 2011 la obra a una versión para piano y percusión.

La ópera es la gran apuesta del Teatro para esta temporada por tratarse de un estreno a nivel nacional y también debido a que constituye una propuesta diferente al espectador tradicional del Argentino: escuchar la música creada por el compositor húngaro para “El Gran Macabro” implica saltar a lo desconocido, hacia las fronteras de las tradiciones, jugando siempre con el límite de lo incorrecto, tanto en la música como en el libreto. Pero para Maritano, en los quiebres propuestos por Ligeti no se encuentra un obstáculo para el gran público sino un lenguaje “muy próximo, y con mucho humor.

“Es como una especie de gran collage musical que remite a toda la historia de la ópera”, explica sobre esta “anti-antiópera” que ofrece “una visión fresca y esperanzadora del género operístico” en contraposición a la vanguardia de la época, “que veía a la ópera como un espectáculo burgués y decadente”.

Arribado en Europa occiental proveniente de trágicas experiencias con el nazismo y el comunismo, Ligeti se propuso ir en la obra estrenada en Estocolmo, en 1978, incluso más allá que las “antióperas” de Mauricio Kagel en cuanto al abordaje irónico de las tradiciones del género.

El tópico central es la muerte, representada por Nekrotzar, enviado a una ciudad llena de rascacielos para destruir la humanidad: con una partitura está llena de contrastes, tensiones y sentido del humor, y un libreto donde lo grotesco convive con lo sarcástico y el suspenso de las horas previas al fin del mundo -cuando transcurre la acción- Ligeti trabaja con la historia de la ópera para escribir secciones en que suenan las trompetas del Apocalipsis o el lirismo melódico de una pareja de enamorados toma el control, que contrastan con partes instrumentales insólitas, como una sonata para bocinas de automóvil o un intermedio para timbres de puerta.

ANTI-MORAL

Tal el impresionante telón de fondo para la obscena decadencia de Bruegheland (en relación al pintor holandés Pieter Brueghel), la tierra al borde del Apocalipsis en que tiene lugar esta “ópera anti-moral, que aprovecha ese sentido bruegheliano de un mundo sórdido y procaz para mostrar a una humanidad estancada, vacía, agresiva, a la que en principio llegará como castigo la muerte, bajo la figura de Nekrotzar. Pero esa sanción al final no ocurrirá sino que la parábola nos ofrecerá la moraleja opuesta”, explica Maritano sobre la hedonista moraleja de la ópera.

El aspecto corrosivo de la obra de la vida en sociedad, el amor, la política y la moral se reflejan en una partitura también pincelada con humor, una elección para hablar de la muerte y la decadencia particularmente valiente si se tiene en cuenta la vida de Ligeti, que vio cómo el régimen nazi se llevó a casi toda su familia y quien luego padeció el régimen soviético, por lo cual la composición de la obra supone para Maritano “el triunfo de la risa sobre la muerte”.

“Es una de las óperas más relevantes del siglo XX: no solo tiene pertinencia cultural sino que es un gran espectáculo teatral”, dice Maritano, para quien “la obra habla de un elemento que cada vez cobra más preponderancia en nuestra cultura, esta fantasía de la autodestrucción humana, y sopesa el carácter moral de ese fin del mundo”.

“Una fábula”, que “organizamos como una suerte de road movie. Estamos haciendo la versión en inglés, por lo que hay mucho de un código cinematográfico que se nos aproxima”, dice el director de escena sobre una puesta que “implica para el Teatro consolidar un elenco de gran envergadura”: la representación contará con la dirección musical estará a cargo de Tito Ceccherini y un elenco hispanoamericano encabezado por Hernán Iturralde (Nekrotzar), Carlos Natale (Piet the Pot), Savio Sperandio (Astradamors), Flavio Oliver (Príncipe Go Go), Eugenia Fuente (Mescalina), Constanza Díaz Falú (Venus), Patricia Cifuentes (Gepopo), Daniela Tabernig (Amanda) y Alejandra Malvino (Amando).

PARA AGENDAR

Qué: “El Gran Macabro”, ópera compuesta por György Ligeti con libreto del propio compositor y Michael Meschke

Cuándo: Domingo a las 18.30

Dónde: Teatro Argentino, 51 entre 9 y 10

Entrada: ensayo abierto al público el viernes a las 20.30. Entrada gratuita con localidades que se entregarán en la ventanilla de informes del teatro a partir de las 15.

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