Marihuana: Uruguay ya es el primer país del mundo de venta legal

En una jornada considerada histórica, en los centros habilitados se agotaron las disponibilidades existentes en el inicio de la comercialización. El perfil de los compradores

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En una jornada considerada histórica, las farmacias de Uruguay registradas para vender marihuana de uso personal agotaron ayer sus stocks tras el primer día de venta.

No obstante, el vecino país vivió con su acostumbrada calma la jornada en la que se convirtió en el primer país del mundo donde el Estado se encarga de distribuir y controlar el mercado de la marihuana.

Nada delataba a primera vista que este país comenzó a vender cannabis recreativo en las farmacias y no se vieron personas fumando en las veredas, ni tampoco se percibió ningún nerviosismo entre los uruguayos.

En la farmacia Tapié, situada en plena Ciudad Vieja, el barrio histórico de la capital, desde primera hora se vió una larga fila de hombres y mujeres que llegaron a comprar la marihuana tras inscribirse en el registro oficial.

La farmacia, una de las 16 inscriptas sobre las 1.200 que hay en el país, dispuso un mostrador para atenderlos y otro para quienes necesitaban comprar medicamentos. En el mostrador, Sebastián, el encargado, pedía a los clientes que apoyaran un dedo en el lector de huellas dactilares mientras chequeaba la información en una pantalla, ingresa los datos del sobre.

Allí, un hombre de unos 40 años, ya con sus sobres de cannabis, preguntaba si tendrá que esperar una semana para volver a comprar la droga.

“No han parado de llegar, desde las 8 que estamos vendiendo sin parar”, contó Sebastián, mientras sus compañeras admitían no vender más medicamentos, “hoy nadie compra eso”, decían.

Entre los que esperaban ser atendidos se vió a dos obreros con zapatos de construcción, un ejecutivo que se distraía consultando su iPhone, un hombre de unos 70 años con sobretodo y sombrero de cuero, y otro de unos 60 años con ropa sencilla y pelo largo recogido en una cola de caballo. Cada uno de ellos abonaría poco más de seis dólares por una cantidad de 5 gramos que en el mercado negro se vende a 27 de la moneda norteamericana.

También una mujer de unos 30 años protestaba porque la computadora no identificaba su huella digital, a pesar de estar registrada. Su caso no fue aislado, en las primeras horas de puesta en marcha del sistema, el proceso informático tuvo algunas fallas, según confirmaron funcionarios del organismo que lleva adelante el registro.

A media hora de allí, en el barrio Pocitos (una zona más residencial), la farmacia Cáceres era otro de los puntos de venta. Allí no hubo filas pero sí una circulación constante de personas, en su mayoría hombres jóvenes con ropa importada, que entraban y salían con una bolsita en su mano.

Estas escenas fueron la materialización de la última fase de un proceso de legalización del acceso a la marihuana que Uruguay impulsó por ley en 2013. El entonces presidente José Mujica vio en la producción de cannabis por parte del Estado y la venta controlada, un medio para luchar contra el narcotráfico.

Por eso, cada sobre tiene un código que es registrado informáticamente, con el objetivo de que la marihuana que llega a cada consumidor sea la que fue producida por las empresas que fueron contratadas por el gobierno.

De todas formas, no todas las farmacias quisieron participar. Algunos propietarios cuentan que no lo hicieron por creer que sus clientes no se sentirían cómodos si venden cannabis, por ser en su mayoría personas de edad avanzada.

En tanto, se conoció una encuesta que reveló que el 62% de los uruguayos no está de acuerdo con la regulación de la marihuana.

Precio

En Uruguay, los 5 gramos de venta libre se comercializan a 115 pesos argentinos. En el mercado negro, la misma cantidad vale unos 475 pesos. En nuestra región, se consigue clandestinamente a unos 500 pesos.

Opiniones

“Poder comprar en forma legal en una farmacia es un gran avance y algo que tenemos que seguir perfeccionando”

Ignacio Piñatares,

Albañil Uruguayo

“Me gustó la idea de apoyar algo nuevo. Las cosas cambian en la medida que alguien se decida a cambiar. Me decidí porque creo que esto puede ser beneficioso para la sociedad y también puede servir comercialmente”.

Sebastian Scaffo,

Farmacéutico uruguayo

 

 

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