Explorando la pérdida
Edición Impresa | 5 de Julio de 2017 | 03:38

No estamos acostumbrados a ver cine que cause dolor: y en las pocas experiencias que propone la cartelera, el dolor suele tener la forma de una examinación masoquista, desprovista de matices y cargada de golpes bajos, destinadas a menudo no a generar reflexión y ampliar la mirada sino a provocar catarsis, limpieza espiritual, en el espectador, la descarga de quien sabe qué culpa primigenia ante la visión descarnada de la muerte, la pobreza y otros sufrimientos vueltos espectáculo.
Asaph Polonsky, director israelí nacido en Washington, propone el reverso: mostrar el dolor, pero con perspectiva, balanceando delicadamente un humor seco con el más profundo luto, causado en un padre y una madre ante la muerte de su hijo. ¿Qué explicación es posible ante un hecho semejante? En “Una semana y un día”, que deja la cartelera mañana, Polonsky, lejos de plantear respuestas, recorre al lado de sus personajes los intentos de encontrar una forma de continuar ante el abismo.
DE QUE VA
La cinta tiene como eje a Eyal, y comienza cuando el personaje termina la semana de luto por su difunto hijo: su esposa le insta a volver a su rutina, intentando responder ante la más grande de las desestabilizaciones con un regreso a la estabilidad, pero en lugar de eso Eyal explora a la deriva otras posibilidades, que incluyen viajes, violencia y amistades.
Por que verla
La cinta se estrenó en la Semana Internacional de la Crítica del Festival de Cannes de 2016, y además de aplausos se llevó el Premio de la Fundación Gan, un subsidio para dar impulso a su distribución global.
Además, llegó a la cartelera con varias nominaciones a otros prestigiosos premios, y se convirtió en una alternativa para una cartelera que, en preparación para las vacaciones invernales, ya está colmada del estruendo de los tanques de Hollywood, desde “Mujer Maravilla” y “Piratas del Caribe” (¡5!) hasta “Mi villano favorito 3”.
“Una semana y un día” ofrece no sólo una alternativa temática y geográfica a los cines que copan las salas, sino además es un bálsamo de quietudes y silencios, de delicadezas ausentes en la cartelera comercial.
Que dijo la critica
Las críticas nacionales e internacionales han celebrado esta película israelí: “Conmovedora y entretenida en igual medida. El dolor es tan real como las frecuentes carcajadas”, refirió Boyd van Hoeij, de la publicación especializada The Hollywood Reporter, mientras que Ben Coll, de The Wrap, anotó: “Una delicia difusa. El director Asaph Polonsky presenta un equilibrio preciso entre lo estúpido, lo triste y lo extraño”.
En tanto, David Ehrlich de la publicación virtual IndieWire, sumó otra voz positiva a la recepción del filme: “Rara vez un diálogo ha articulado de forma tan concisa el purgatorio de la pérdida profunda”, escribió.
EL EQUIPO
La cinta está dirigida por Asaph Polonsky, cineasta de origen estadounidense pero que muy joven se trasladó a Israel, donde comenzó a dirigir cortometrajes a los 25 años. El director debuta en el largometraje con este filme, y lo hace con Sharon Alexander, Shai Avivi y Evgenia Dodina como los principales intérpretes de su elenco.
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