De cada 10 extranjeras que cayeron presas en el país, 7 fueron “mulas”

Entre las argentinas, el 61,3% de las que están en la cárcel fueron acusadas de microtráfico de droga

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Siete de cada diez mujeres extranjeras presas en la Argentina son por haber actuado como “mulas”, una modalidad de transporte de droga que adquiere ribetes dramáticos cuando esa persona muere por la ingesta excesiva de cápsulas, como en el caso ocurrido con la joven brasileña de 19 años hallada muerta en la vía pública con cocaína en sus intestinos luego de ser “descartada” desde un automóvil.

Distintos especialistas aseguraron que este alto porcentaje encierra la “dramática vulnerabilidad” en la que están inmersas las denominadas mulas y que, en algunos casos, “podría ocultar situaciones de trata”.

“Si las personas aceptan convertirse en “envases humanos”, es por una combinación de pobreza, explotación, apremios económicos o de salud”, explicó Alejandro Corda, investigador de la Asociación Civil Intercambios -una ONG dedicada a la problemática de las drogas- y autor del informe “Encarcelamientos por delitos relacionados con estupefacientes en Argentina”.

Al actuar como “camellos” “terminan exponiéndose a mayores riesgos por las implicancias de la práctica misma de este tipo de delito, que puede conducirlas a la muerte accidental o a la cárcel”, agregó.

Según su último informe acerca de “La Situación de Derechos Humanos en las Cárceles de Argentina”, de las 303 mujeres de terceros países detenidas en cárceles del Servicio Penitenciario Federal, unas 213 “se encuentran privadas de su libertad por su participación en el más bajo nivel de la cadena del narcocrimen organizado, sea como pequeñas vendedoras, como ‘correos humanos’ o transportadoras de drogas”.

Y cuando el foco se desplaza hacia las argentinas, el porcentaje no es mucho menor: 61,2 están presas por microtráfico de drogas.

“Hay como vulnerabilidades superpuestas que en el caso de las mujeres está imbricado con su rol en una sociedad patriarcal, porque así como ellas suelen tener peores trabajos que los hombres en el mercado laboral, lo mismo ocurre en el mundo ilícito de las drogas”, indicó.

El especialista explicó que la ingestión es la más “dramática” de las formas alcanzadas por la categoría de “mula” con que suele denominarse en general a las “personas que transportan drogas en su equipaje, o en el exterior o interior del cuerpo”, con el objetivo de ser recuperada y vendida al final de su periplo.

“La ingestión es un práctica bastante habitual porque, aunque la cantidad que se puede transportar de esta forma no es muy alta, una mula es fácil de reemplazar y un kilo de cocaína puede multiplicar su valor 10 veces cuando cruza el océano”, dijo.

 

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