Defensa personal, una herramienta femenina para frenar la violencia
Edición Impresa | 28 de Agosto de 2017 | 02:09

Con técnicas que enseñan “a bloquear o quitarse de encima a un agresor”, cada vez son más las mujeres que buscan herramientas para enfrentar el creciente fenómeno de la violencia machista, concurriendo a talleres de defensa personal.
“A las mujeres le fueron quitadas muchas cosas, hay un instinto que fue adormecido y que tiene que ser despertado”, cuenta Salvador Oliva, instructor de defensa personal femenina.
“Porque cuando hablamos de defensa personal, hablamos de sobrevivir, es mucho lo que está en juego. Trabajamos para traer conciencia de los peligros y de cómo se puede empoderar una persona”, señala el especialista.
Así, cómo soltarse si el atacante sujeta por la muñeca a una víctima, cómo escapar si ataca por la espalda, o cómo zafar si lo que hace es tirar del pelo, son algunos de los movimientos que se enseñan en esta disciplina.
En estos talleres a los que concurren cada vez más mujeres, los instructores indican que lo que también se busca es conocer la propia agresividad, manejar las emociones en momentos de estrés, recreando situaciones de peligro que pueden ocurrir en la calle. De esta manera, se entrenan los reflejos y se aprende a estar alerta al entorno, “ya que la prevención es el 90 por ciento”.
Viviana González, profesora de boxeo y artes marciales, es una de las cultoras de esta disciplina, enseñando a mujeres técnicas de llave y sumisión, cómo pelear en el piso o sacarse un oponente de encima, cómo bloquear un golpe o pegar con las rodillas, codos, manos o pies.
“En definitiva, aprender a usar las armas naturales -explica- porque no hace falta tener una pistola o un cuchillo para defenderse”.
Según González, no es necesario tener un muy buen estado físico para participar de estos trabajos, ya que “la pelea no es para nadie, pero el defenderse es para todo el mundo. No importa la edad, el peso ni la altura. Las estadísticas de femicidios son escalofriantes, y cada día una se entera de un nuevo secuestro, violación o asesinato”.
APRENDER A DEFENDERSE
“Es muy lindo saber que te podés cuidar sola” -cuenta Paula Dos Reis, de 23 años, quien empezó a practicar autodefensa hace cinco meses tras ser asaltada en la vía pública, lo que le dejó una “sensación de inseguridad física”.
“Me sentía extranjera en la calle, como si no fuera un territorio para mujeres, y con lo que fui aprendiendo empecé a sentirme más segura. Y esto me sirvió también para otros aspectos de mi vida, porque asumí otro rol, no sólo en la calle, también para decir mi opinión y poner límites”, señala.
Guadalupe, de 21 años, otra de las promotoras de esta disciplina que, según señala, está en franco crecimiento, “para muchas chicas las técnicas de autodefensa fueron una manera de contrastar la visión que impera sobre el cuerpo de la mujer como alguien frágil que no sabe golpear, una idea que anula las capacidades de su cuerpo. Y lo que más impacta es descubrir la capacidad del cuerpo para defenderse, que es ilimitada”.
Mariana Mannino, una estudiante de Antropología de 19 años, cuenta que decidió incursionar en estos cursos porque una vez debió enfrentarse con un agresor en la vía pública y lo mismo le ocurrió a una compañera suya.
“Yo vuelvo de trabajar cuando ya es de noche -señala- y la calle es peligrosa, más para las mujeres, por lo que saber defensa personal me hace sentir más segura, y considero como bastante probable que alguna otra vez lo tenga que volver a aplicar en la calle”.
A su vez, para la colombiana Laura Franco, estudiante de 22 años, “esta disciplina es muy buena porque integra a las mujeres y nos hace sentir mejor por el solo hecho de reunirnos para hacer frente a un problema común”.
“Con el correr de las clases -remarca la profesora Viviana González- las alumnas van perdiendo el pudor sobre el uso de su cuerpo, aumentan la autoestima y van adquiriendo confianza hasta para contar historias personales. Porque además de aprender a defendernos, estos son también espacios para que podamos contar o expresar lo que nos pasa”.
“La defensa personal -concluyó por su parte Aylén Grassi, coordinadora del equipo de género “La Juntada”- es una iniciativa que, por ejemplo, ya está en el Protocolo de intervención institucional ante situación de violencia de género del Consejo Superior de la UBA”.
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