Aquel partido que cambió la historia
Edición Impresa | 3 de Agosto de 2017 | 02:55

Los hinchas de Estudiantes que estuvieron presentes esa noche en la cancha de Boca no recuerdan el intenso frío que hizo. No lo notaron ni lo sintieron. Fue tal emocionante el partido que algunos revolearon sus sacos y bufandas al campo de juego, una vez terminado el histórico 4-3 sobre Platense, del cual hoy se cumplen 50 años. Fue una remontada histórica, épica.
El Pincha había salido segundo del grupo A y el Calamar de Labruna primero del B. A sólo dos días del final del torneo (Estudiantes había goleado 3-0 a Gimnasia) se tuvieron que ver las caras en la semifinal en campo neutral. Una multitud de ambos lados. Y un pronóstico reservado para ver a las dos revelaciones del campeonato.
Arrancó mejor Estudiantes, que se puso en ventaja tras una palomita de Conigliaro. Pero Platense tomó el dominio del partido, lo dio vuelta con goles de Fernando Lavezzi y Carlos Bulla, y se fue al descanso con una mueca: Enry Barale se retiró lesionado y por eso el Pincha jugó 60 minutos con diez jugadores.
“Ahora livianito, mañana baños turcos, nos relajamos, y el sábado somos campeones”, les dijo Labruna a sus jugadores en la mitad de la cancha.
El complemento no pudo haber comenzado peor para los de Osvaldo Zubeldía: con un 3-1 para Platense y dos jugadas claras para sellar el cuarto. La segunda de ellas la salvó Pachamé (de cabeza contra el palo y el piso) en la línea y, en la contra, Verón descontó. Iban 9 minutos.
Luego se jugaron 10 minutos electrizantes en los cuales Estudiantes hizo todo bien. Carlos Bilardo, de zurda, empató a los 15 tras una pared con Marcos Conigliaro y Madero, de penal, decretó el 4-3 a los 18 minutos. El penal se lo habían cometido al Narigón, que recibió una patada del arquero de Platense tras escuchar algo que nunca se supo.
a LA GRAN FINAL ANTE LA ACADEMIA
Estudiantes se metió en la final. Sus hinchas, en la tribuna del Riachuelo, festejaron como locos y por primera vez se ilusionaron con el título que podían conseguir y que, justamente, lograrían apenas tres días más tarde contra Racing.
Y los que llegarían esos años dorados. Ahora bien ¿todo hubiera sido igual si esa noche no terminaba tan bien?
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