Una pesada incertidumbre
Edición Impresa | 30 de Agosto de 2017 | 02:30

Por MARIANO SPEZZAPRIA
“Pedimos y suplicamos tener noticias ciertas, no mediáticas, no una manipulación de la información, sino respuestas coherentes de los responsables”. La frase no salió de los organismos de derechos humanos ni de algún político en campaña buscando llevar agua para su molino. La pronunció un obispo católico que es oriundo de 25 de Mayo, al igual que Santiago Maldonado.
“La incertidumbre se hace muy pesada”, sostuvo monseñor Jorge Lugones desde la diócesis de Lomas de Zamora. Y en verdad, la falta de datos concretos es la única certeza que hasta ahora tiene la investigación sobre el paradero del joven artesano, reportado como tal hace 28 días en la provincia de Chubut. Por eso la controversia va en aumento y adquiere condimentos políticos.
El propio Gobierno abordó el caso ayer en la reunión de Gabinete que encabezó el presidente Mauricio Macri en la Casa Rosada. Si bien se ratificó allí la postura de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que respalda a la Gendarmería frente a acusaciones de diverso tenor, lo cierto es que la funcionaria fue anoticiada de que el caso Maldonado no es de su exclusiva competencia.
De hecho, el ministro de Justicia, Germán Garavano, y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, están cada vez más involucrados en el asunto, con una mirada más amplia que la que pueden tener las fuerzas de seguridad. Aunque ambos funcionarios rechazan la “politización” del caso, que atribuyen a fuerzas opositoras como el kirchnerismo y distintas facciones de izquierda.
Garavano y Avruj analizan, además, la posibilidad de que el Estado nacional se presente como querellante en la causa que se instruye por la desaparición de Maldonado en Esquel. Pero esa alternativa se toparía con la carátula de “desaparición forzada” que la Justicia patagónica viene de instaurar en reemplazo de la más genérica –y menos conflictiva – “averiguación de paradero”.
El próximo viernes habrá marchas en distintos lugares del país –la Plaza de Mayo porteña y el centro cívico de Bariloche entre ellos- para reclamar la “aparición con vida” del artesano. Con seguridad, los manifestantes también apuntarán contra la ministra Bullrich y un funcionario bajo su mando, Pablo Noceti, quien se encontraba en la zona al momento de transcurrir los hechos.
Sobre los mismos, hay dos hipótesis: que Maldonado fue subido a la fuerza a una camioneta de Gendarmería sobre la ruta 40 el 1 de agosto y que nunca más se lo vio; o que resultó herido de arma blanca por un puestero de campos de la familia Benetton en medio de un ataque de la agrupación RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) que lidera el detenido Facundo Jones Huala.
Esta segunda hipótesis es la que abona la ministra Bullrich –que espera el resultado de un estudio de ADN sobre muestras de sangre tomadas del cuchillo del puestero- y que incluso abre la sospecha de que Maldonado fue trasladado por la RAM “al otro lado de la frontera”. Pero su familia advierte que difícilmente alguien herido pueda pasar por la Cordillera en pleno invierno.
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Sin embargo, esa hipótesis es la que llevó ayer al ministro Garavano a manifestar su “esperanza” de que Maldonado “esté con vida”. El titular de la cartera de Justicia no lo dijo, pero ese planteo supone que el joven artesano se encuentra oculto y que quienes lo ayudan a no ser encontrado buscan sacar un rédito político de su desaparición. La propia Bullrich elucubró esa posibilidad.
“Es angustiante para nosotros que nos digan que somos como Videla”, le dijo días atrás la ministra de Seguridad a Mirtha Legrand, la diva de los almuerzos televisivos, al rechazar las comparaciones cargadas de intencionalidad que parten desde algunos sectores políticos sobre la administración del presidente Macri. La funcionaria está convencida de que la Gendarmería no tuvo nada que ver.
A su vez, los organismos de derechos humanos –algunos más objetivos que otros- dirigen sus sospechas a esa fuerza de seguridad, que actuó en el operativo del 1 de agosto en la Estancia Leleque, en el departamento de Cushamen, en Chubut. Pero en rigor, ni unos ni otros tienen pruebas para afirmar lo que sostienen. Y les resulta más fácil reafirmar su propio pensamiento.
Tal como lo comprobó el hecho de que la desaparición de Maldonado se impusiera ayer en el temario de la reunión de Gabinete, el Gobierno está preocupado porque se instale como una “post-verdad” que el artesano es un desaparecido más en democracia, como Jorge Julio López. Pero al mismo tiempo, no ofrece certezas de lo contrario. Por eso la incertidumbre es tan pesada.
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