Denuncian una ola de grafitis que utilizan un material corrosivo
Edición Impresa | 9 de Agosto de 2017 | 01:20

La denuncia formulada por comerciantes platenses por una ola de grafitis pintados en los frentes de sus locales por desconocidos que, según se indicó, utilizan en muchos casos, un material corrosivo, de modo que, cuando son vidrieras las dañadas, causan la necesidad de reemplazarlas por otras nuevas, originando así mayores perjuicios económicos a los frentistas, ratifica no sólo la vigencia de actitudes dignas de repudio, sino que obligan a las autoridades a extremar la vigilancia para evitar tales desmanes.
Se conoce desde hace muchos años la presencia de grupos o bandas que se ocupan, en forma sistemática, de atacar en forma sistemática los frentes de los edificios con aerosoles.
Pero ahora, en lo que parece una nueva modalidad delictiva, se empezaron a ver leyendas, siglas, garabatos o dibujos realizados en base a un material corrosivo, que parece empleado con una sola finalidad: provocar aún mayores perjuicios.
Un comerciante cuyo local fue dañado explicó que le pintaron una sigla sobre un paño de vidrio que tuvieron que cambiar, porque resulta imposible limpiarlo. La pintura con ácido o material corrosivo daña el cristal de tal manera que, según dijo, no queda otra solución más que la de cambiarlo. En su caso, esa operación le demandó un costo de 15 mil pesos.
Los damnificados coincidieron en la necesidad de que se intensifiquen los patrullajes policiales, especialmente en horas de la madrugada que es cuando actúan esas bandas.
En el centro platense, de un largo tiempo a esta parte, el paisaje se presenta recargado de grafitis. Y es que, con las cortinas bajas, se advierte fácilmente que no hay casi local comercial que no haya sido blanco de las pintadas anónimas.
Cabe señalar que un fallo judicial de la Cámara Nacional en lo Criminal de la Nación determinó que pintar grafitis en las paredes constituye el delito de daño contra la propiedad, previéndose una pena de entre 15 días y un año de prisión.
Dicho fallo originó polémicas, ya que quienes se opusieron a él argumentaron que en épocas electorales las leyendas en las paredes son ya una costumbre social, además de que se han multiplicado entre los jóvenes la idea de que, el de los grafitis, es un arte callejero.
Pero, sin duda que tales objeciones perderían consistencia cuando como, en estos casos de La Plata, se está utilizando en forma intencional un material corrosivo para estampar los grafitis, con la clara intención de causar daños.
Sea como sea, corresponde también recordar que rigen en la materia ordenanzas y reglamentos especiales que determinan cuáles son las superficies que pueden utilizarse para fijar las leyendas y, al mismo tiempo, advertir que casi nadie respeta tales condiciones y emprende, aerosol o pincel en mano, contra cualquier pared sin que nadie intervenga para evitarlo.
Resulta imperioso, entonces, que las autoridades municipales y policiales pongan un freno a la desprolijidad ambiente y a los desbordes que, como se ha dicho, en algunos casos llegan a transgredir leyes penales, viéndose afectados espacios que deben permanecer exentos de los daños que causan los grafitis.
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