¡Bánquenlo!

En tres partidos Gimnasia no ganó, tiene apenas un punto y recibió 8 goles. Cachetazos para un proyecto en ciernes al que la Comisión Directiva debe respaldar. ¿Y los hinchas? Creer, ahora es tarde para otra cosa.

Mariano Soso no mintió. Llegó y dijo "así soy", "así trabajo". Decidió. Éste no. Aquel tampoco. Con su método de trabajo impuso los conceptos, su idea. Los jugadores le creen. Eso sí, el mercado de pases no deparó grandes novedades. Gimnasia tiene el mismo equipo de la temporada pasada...o menos. ¿Es hora de cambios profundos, estructurales? ¿De salir a cortar cabezas, algo tan preciado en el mundo del fútbol? No. De ninguna manera. Más allá de que cada uno puede preferir a un jugador por encima de otro, no hay cracks esperando afuera. 
El cuerpo técnico cree a muerte en que el equipo es más importante que la individualidad. Es una verdad a medias. Las ideas no se matan...pero reciben goles. Si no hay características individuales acordes a la manera (¿radicalizada?) de jugar, hay que suavizar el estilo de juego o cambiar a todos los jugadores. No se puede.
Mariano Soso sabe. No come vidrio. Trabaja bien. ¿Puede jugar como pretende? La primera vista dice que no. Necesita paciencia, algo que es muy díficil de pedirle al hincha que espera resultados . Gimnasia necesita ganar, porque solamente así se sustentan los proyectos. Tomar mayores precauciones defensivas, parar la última línea unos metros más atrás no significa arriar las banderas. Después, hay cosas que mejorar independientemente de los sistemas, como la pelota detenida en contra. 
Tras la primera impresión en Varela, Gimnasia jugó ante Unión y Huracán a pedir de los rivales. Construcción dificultosa contra equipos que esperan. Gente amontonada en ataque. Volantes y delanteros propios que reciben de espalda al arco rival...y ante la pérdida, pum. Espacios por todos lados. Los tres goles de Huracán tuvieron mucho de eso, al margen del equipo jugado en ataque en el final del cotejo. Gimnasia construye con mucho esfuerzo un castillo de naipes y los rivales se lo derrumban con la facilidad de dos toques en una estancia, tal el espacio que deja el Lobo en defensa.
Ahora, Bahía Blanca. A buscar confiabilidad. Y puntos, para ganar confianza. Es la única manera de bancar este proyecto y que no se convierta en una efímera rareza futbolística como lo fueron las etapas de Ángel Cappa (nada, comparado con el trabajo de campo actual) y Pacho Maturana (diagnóstico=tiempo perdido). Soso es otra cosa. Ojalá tenga tiempo.

 

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