Un golpe trágico justo a 32 años del sismo más letal

Previo al terremoto de ayer, el país había recordado la fecha en que la que murieron 10.000 personas

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Antes de que la tierra azteca volviera a temblar, México recordó ayer con banderas a media asta, un minuto de silencio y un simulacro de terremoto el devastador sismo de 8,1 grados en la escala de Richter ocurrido hace 32 años, cuando todavía sufre las secuelas de otro más poderoso, aunque menos destructivo, del 7 de septiembre pasado. El memorial arrojó más sal a la herida sufrida hace 12 días cuando un terremoto de 8,2 grados en la escala de Richter estremeció a medio país, sobre todo a los estados sureños de Chiapas y Oaxaca, con un saldo de 98 muertos, un número indeterminado de heridos y unas 300.000 personas sin techo. A pesar de ser una décima menos potente, el terremoto del 19 de septiembre de 1985, dejó un saldo oficial de 10.000 muertos (fuentes independientes calculan que serían al menos 15.000 o más) y al menos 2.000 edificios y viviendas destruidos.

La diferencia de la destrucción en términos de vidas humanas y materiales radica en que el epicentro estuvo a sólo 400 kilómetros de la Ciudad de México, en el estado sureño de Michoacán, mientras se originó a 700 kilómetros, cerca de la localidad de Pijijiapan, estado de Oaxaca, frontera con Guatemala.

El presidente Enrique Peña Nieto, como es tradicional, encabezó a las 7:19, la hora en que ocurrió el movimiento telúrico, una ceremonia luctuosa en la Plaza de la Constitución, llamado popularmente Zócalo, e izó la Bandera Nacional a media asta en señal de duelo. Una banda de guerra interpretó el “Toque de Silencio” y después se escuchó el himno nacional, pero no hubo discursos.

Muy cerca de ahí, a la misma hora, el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Mancera, encabezó otra ceremonia conmemorativa, en la Plaza Solidaridad, en el centro histórico.

Por muchos años estuvo ahí el Hotel Regis, uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, que colapsó durante el terremoto, el más destructivo en la historia de México.

SIMULACRO

A las 11 horas locales, sonaron las alarmas sísmicas en la Ciudad de México y varios estados del país, pero en el marco de un simulacro que incluyó el desalojo ordenado de edificios, y puso a prueba la “cultura de la prevención” que comenzó a enraizarse en buena parte del país.

La ceremonia de ayer tuvo un extraño sabor a tristeza y amargura, en un país con frecuencia azotado por toda clase de cataclismos pero sobre todo por movimientos de tierra, ante los cuales ha mostrado una fuerte capacidad de resiliencia, pero sin dejar de sentir temor de que en cualquier momento haya un nuevo temblor. Los expertos pronostican que todavía no ocurre el “gran terremoto” que se teme tenga su epicentro en las costas del estado sureño de Guerrero, donde las placas tectónicas desde hace 120 años no ha registrado ningún movimiento.

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