Un nene sufrió quemaduras en el 50% del cuerpo mientras jugaba con amigos

Tiene 10 años. El viernes estaba junto a otros chicos en la casa de un vecino, hicieron un fogón, y uno de ellos arrojó una botella con combustible a las llamas. Está internado en el Garrahan

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Un chiquito de apenas 10 años permanece internado en grave estado en el hospital Garrahan, en Capital Federal, con el 50 por ciento del cuerpo quemado, después de que explotó una botella con combustible mientras jugaba con amigos en el fondo de una casa de Los Hornos.

La familia lo trasladó de urgencia al hospital Italiano y de allí lo derivaron al centro porteño, por la gravedad del cuadro que presentaba. Fuentes judiciales confirmaron a este diario que “su estado es crítico”.

Aunque recién trascendió en las últimas horas, el caso sucedió el viernes pasado en una vivienda situada en 137 entre 79 y 80, donde estaba reunido un grupo de cinco amigos de entre 7 y 14 años, a quienes se les ocurrió la idea de hacer un asado.

Walter Acuña (43), dueño de la propiedad en la que ocurrió el serio incidente, reveló ayer los detalles: “Esto pasó a las 8 y media de la noche, cuando mi hijo de 9 años, dos sobrinos (de 7 y 14), un vecinito de 10 años y otro nene más, estaban jugando en el fondo de casa y me dijeron que querían hacer un asado”.

Acuña les dijo “terminantemente que no”, aseguró él a este diario, por lo que los chicos decidieron “hacer un fueguito para sentarse en el piso”, a modo de un fogón improvisado.

Recordó Acuña que “venía todo tranquilo” hasta que el chico de 14 años “le sacó una botellita de plástico con alcohol” que la víctima había traído del supermercado de sus padres (situado a unos 50 metros de donde ocurrió el hecho) y “la arrojó al fuego, que se reavivó y enseguida hubo una explosión”.

La onda expansiva hizo que parte de las llamas alcanzaran al chiquito de 10 años, a quien sólo se identificará por su nombre de pila, Joaquín, quemándole “el pecho, la panza, el cuello, parte de la cara y un brazo”, detalló Acuña.

la reacción

“Lo primero que atiné a hacer fue agarrar una alfombra y abrazarlo”, dijo el hombre, que de ese modo pudo apagar casi del todo las lenguas de fuego que avanzaban sobre el cuerpo del niño. Enseguida, el chico de 14 años le tiró “un balde de agua”, todo en medio de la desesperación del resto de los chicos que miraban la escena y los familiares de Acuña que se fueron acercando al escuchar los gritos desgarradores de la víctima.

La tremenda noticia llegó rápido a oídos de los padres de Joaquín, que viven a unos pocos metros, cargaron al nene en un coche y lo trasladaron de urgencia al Hospital Italiano.

Los médicos que lo revisaron resolvieron que, ante la complejidad de las heridas que presentaba, lo mejor era derivarlo al Hospital Garrahan, de Buenos Aires, donde lo operaron y permanece alojado desde entonces, confirmaron fuentes judiciales.

Acuña dijo esperanzado que “el nene va a ir recuperándose de a poco de esto que le pasó. Hablé telefónicamente con su padre y por suerte me hizo saber que su hijo está mejor, que su vida no correría peligro”.

Fuentes oficiales indicaron que el cuadro es complicado, ya que las quemaduras afectaron “el 50% del cuerpo de la víctima.”

desgarrador

Mientras repasaba en su mente la secuencia que intentaba transmitir con palabras, el dramatismo de esos pocos minutos que tuvo que vivir se reflejaba en la cara y en la voz de Acuña.

Sobre todo al recordar lo que le dijo Joaquín mientras estaba en sus brazos, desde el dolor y el miedo más profundos: “No me quiero morir, Walter”.

El nene quemado le dijo a su vecino “no me quiero morir”. Primero lo llevaron al hospital Italiano

“Fue terrible escuchar algo así de una criatura”, reconoció el vecino.

El hombre aseguró que la víctima permaneció “consciente y lúcido en todo momento. Incluso cuando el padre lo llevó al Hospital Italiano, le pidió que no lo dejara internado”.

“Fue una travesura de chicos”, reflexionó Acuña, convencido de que “por no saber medir los riesgos, uno de ellos sufrió estas quemaduras”.

El hombre consideró que la prioridad es que Joaquín “se recupere bien y pronto vuelva a su casa con su familia”, ya que más adelante “los médicos dirán qué tratamiento tendrán que hacer para curarlo de las lesiones.

Más allá de las versiones de los vecinos y la familia, la policía y la justicia abrieron una causa para esclarecer cómo sucedió el episodio.

Después de que el chiquito ingresó en el hospital Italiano, las autoridades de ese centro asistencial comunicaron la novedad a la comisaría de su jurisdicción, que es la Cuarta, cuyo personal se entrevistó con familiares del paciente para determinar el lugar exacto en el que pasó el hecho.

Enterados de que había sucedido en Los Hornos, notificaron del caso a la seccional Tercera y al fiscal en turno, Jorge Paolini, quien, a su vez lo derivó a la UFI 10 de Culposos, por tratarse de un accidente.

En definitiva, se abrió una causa por “lesiones”, en el marco de la cual se ordenaron una serie de peritajes para aclarar las circunstancias del caso. Por ejemplo, el combustible que desencadenó la explosión.

Mientras tanto, se aguardan los partes del Garrahan para conocer el estado de salud y la evolución de Joaquín.

 

 

 

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