El microcentro volvió a padecer la ola de delitos con otro asalto a plena luz del día

A media tarde, un ladrón armado atacó en una tienda en 48 entre 7 y 8. Se llevó prendas y la plata de la caja. Nuevo reclamo de vigilancia

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En el centro de la Ciudad siguen reclamando medidas de prevención del delito. Mientras, padecen asaltos a diario. Durante la tarde de ayer debutó con la ola de inseguridad un local de ropa de niños situado en 48 entre 7 y 8, donde una empleada fue amenazada con un arma por un ladrón que se llevó mercadería y la plata de la caja.

Adrián Larsen, propietario de “María E” lleva más de una década trabajando en el rubro, en calle 12. Hace 4 meses abrió en el microcentro y la firma tuvo el primer robo: “este negocio estuvo muchos años en calle 12 y un robo así no tuvimos. Lo que pasa es que allá hay dos o tres policías por cuadra. Acá ni uno”, indicó el comerciante.

No obstante eso, el titular de la tienda contó que pese a no haber vigilancia “por la mañana habían pasado dos policías preguntando cómo estaba la situación, si habíamos tenido algún problema, si tenemos botón antipánico o alarma”. Ayer, ese punto del Centro se sumaron voces a la sospecha expresada, a principios de mes, en 47 entre 7 y 8, tras el robo a la joyería, acerca de una “zona liberada” a los ladrones. A una cuadra de “María E”, en los últimos dos meses sufrieron 7 robos, según denunciaron los comerciantes.

La semana pasada se sumaron asaltos, escruches nocturnos y destrozos en 9 y 49, 47 entre 10 y 11, 11 entre 49 y 59 y 9 entre 49 y 50.

Julieta Sequeira trabaja en el comercio desde hace 5 años. Ayer padeció a un ladrón armado. “Era un hombre de unos 35 años. Entró al negocio y pidió ropa para un recién nacido. Eligió y cuando estaba envolviendo la mercadería, sin clientes en el local, me dijo que no me iba a pagar, que era un robo”, relató Sequerira. Según la mujer, el ladrón llevaba una mochila de la que extrajo un arma, pero no le apuntó. La exhibió y le ordenó dirigirse al baño ubicado en el fondo del local. Una vez que la empleada se encerró, el ladrón tomó el ajuar, unos 500 pesos que había en la caja y huyó. Aunque había bastante movimiento en la calle, según la chica, nadie advirtió lo que sucedía en el local, ni la salida del delincuente.

 

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